MI NOMBRE ES DARKNESS.

CAPÍTULO 5. Esa gran virtud.

Me dispuse a regresar a casa con los audífonos en mis oídos, me sentía enormemente satisfecha, se hizo justicia, bueno, aunque simplemente era el principio de una gran masacre. Se toparon con la persona equivocada, yo.
Iba caminando mientras pensaba la forma de vengarme de los demás, otros tres chulos de barrio sin mucho que aportar a este mundo, seguramente con una vida miserable, y con miserable me refiero a miserable desde mi punto de vista, puede que para ellos su vida sea maravillosa, un jardín de flores hermosas que pronto acabaría segado o simplemente descuidaría esas hermosas flores que acabarían por marchitarse en un futuro próximo, muy próximo.
Debía hacer justicia, y no dejaría pasar por alto lo que hicieron esos niñatos de tres al cuarto. La venganza es un plato que se sirve frío.
Tuve una idea, una idea genial, asistiría a el funeral de ese pequeño... insecto, al que acabo de matar, sí, no estoy bromeando, no por pena, ni mucho menos, esa rata inmunda merecía lo que ahora mismo tiene, la muerte, mi intención era localizar a los otros tres subnormales para darles de lo suyo. *you know what I mean*
Llegué a casa y con música aún en mis oídos, subí a mi cuarto, me eché en la cama me quedé dormida.
*Miro el reloj*
8:00 P.M
Había dormido dos largas horas, wow, qué rápido pasa el tiempo cuando estás dormida.
Decido bajar a comer algo, llevaba sin comer desde por la mañana, que raro que no tuviese a mi madre pegada a la oreja diciendo lo poco que había comido hoy, en fin.. la vida.
Llego abajo y voy al salón, no encuentro a nadie, y veo encima de la mesa un panfleto, lo cojo y leo en él: 'FUNERARIA REYES'.
Creo que me he perdido algo, ¿ha muerto algún familiar y no he sido informada? ¿Algún amigo? ¿Alguien conocido? Bah, da igual, si no me he enterado, no será tan importante la muerte de esa persona, o quizá mi madre ya esté mirando alguna funeraria para la futura muerte de mi padre, ella siempre tan precavida y tan... siniestra (?).
Bueno, fui a la cocina y cogí algo de comer, no muy pesado, estaba algo acomplejada por mi peso, aunque todo el mundo dijese que yo estaba demasiado delgada, en verdad me seguía viendo con algunos kilos de más y no iba a dejarlo estar.
Subo a mi cuarto, pienso en lo ocurrido con ese pobre anciano, y en esos niñatos de mierda, me doy cuenta que uno de ellos, me sonaba de algo, pero... ¿de qué?
¡Ah, sí! Es el hijo de la señora Antonia, una vecina a la cual mi madre tiene bastante aprecio y que invitó un día a mi casa a comer junto con su hijo, ese mugroso malcriado.
Entonces... sé donde vive, no tengo que hacer mucho esfuerzo para llegar a su casa, solo está a unos metros mas allá de la mía, bien, me está saliendo todo perfecto.
Decido levantarme de la cama después de haber terminado de comer mi snack y me dirijo hacia la calle mientras pienso por el camino qué hacerle a ese.
Salgo a la puerta y no hay nadie en la calle, ¡genial!, nadie podrá verme colándome en la casa de la señora Antonia.
Camino hacia la susodicha casa y veo que tienen una ventana entreabierta, me asomo para ver si había alguien dentro, "no hay moros en la costa" me digo, acto seguido entro de la forma mas enrevesada posible, siempre he sido tan difícil... veo que la habitación es de un chico, podría ser el hermano pequeño del chaval este que dentro de poco será solo carne podrida, miro una foto que hay en la pared, es él, sale con sus otros colegas de faenas, estaba claro, este es su cuarto, pero, no se donde está, ¿y si ha salido?
De pronto escucho a la señora Antonia gritar:
"¡Keviiiiiiin!"
Kevin era este chico del que estoy hablando, vale, está en casa, perfecto, ahora solo debo encontrar una manera de esconderme para que no me vea, hago un recorrido visual por la habitación, no encuentro ningún sitio verdaderamente discreto para ocultarme así que recurro al método tradicional, bajo la cama.
Veo que entra, medio desnudo, solo llevaba una toalla tapando sus partes íntimas, por lo que pensé que se acababa de duchar, miles de ideas se me vienen a la cabeza, pero como hoy es un día corriente, pensé en la manera más rápida de quitármelo de encima, vi una lamparita encima de una mesita al lado de la cama, supuse que tenia algún cable conectado a la corriente, era inalámbrica, ¡FUCK!, tendría que pensar otra idea, mmmmm... ¡Sí, ya sé!, mi mente prodigiosa siempre resolviendo mis asuntos, vi una pequeña canica al lado de la mesita y la lancé hacia la puerta para que Kevin se diera la vuelta y poder salir de debajo de la cama, efectivamente, la lancé y se giró así que pude salir de debajo de la cama para ocultarme tras una estantería llena de revistas para adolescentes y películas de ciencia ficción, bien, aquí puedo moverme con más libertad y con la seguridad de que no va a verme, veo una pequeña lámpara de lava, de cristal por supuesto, la cual cojo y le estampo en la cabeza, divino, mis pupilas se ensanchan cuál niña de cinco años ilusionada cuando ve piruleta colorida y reluciente al ver la sangre saliendo a chorro de su cabeza y esparciéndose por todo el suelo junto al líquido de colores proveniente de la pequeña lamparita de lava, para asegurarme de que no volvería a levantarse, recurrí a la idea principal, busqué algo que esté hecho de algún material aislante, vi unos guantes de fregar los platos de color rosita chicle, supuse que serían de su madre, sinceramente no le veo buen chico como para ayudar en las tareas con lo que no tendría sentido que eso fuese suyo, me los pongo y le cojo la mano, cerrando los dedos de su mano contra su palma excepto dos, índice y corazón, los dirijo hacia una toma de corriente y ¡bum! ¡rata tostada para todos! Echaba humo mientras yo observaba mi obra sentada encima de la cama, al ver que alguien se dirigía al cuarto salí rápidamente por la ventana y con mis audífonos en los oídos me dirijo a casa saltando y bailando con una sonrisa de oreja a oreja, en el momento cualquiera diría que esta viendo al Joker.