Tatuajes, curvas y glaseado🧁

4. Desayuno familiar

Al despertar, Alice aún estaba sobre mí, con mi polla dentro, estaba duro como una roca pero no quería despertarla, ella en cambio, entre sueños gemía mi nombre, así que haría ese sueño realidad, comencé a besarle el cuello mientras me movía lentamente en su interior despertandola.

-Buenos días hermosa- Le dije mientras la escuchaba gemir mi nombre, una de mis manos fue a su trasero para aumentar mis embestidas mientras que la otra fue directo a su coñito mojado tomando su clítoris entre mis dedos. 

-Que buenos días-Dijo iniciando el movimiento de sus caderas de bruja, me tenia encantado con ellas y sus movimientos, me llevo directo al orgasmo mientras yo tomaba el suyo entre mis dedos saboreando sus pezones. 

-Arriba preciosa, no creo que debas llegar desnuda al desayuno con mi familia-dije besándola par luego correr al baño, no me sorprendí cuando sentí la puerta de la habitación, esa pastelera era buena para escabullirse.

Al salir de la habitación me la tope, lucía un vestido pegado hasta la rodilla color nude, estaba preciosa pero seria, así que la enrede entre mis brazos y bromee. 

-¿Huyes de mi, nuevamente? No estarás por arrepentirte preciosa-

-Claro que no, Joshua, solo estoy nerviosa, me llamo tu hermana, dijo que me apresurara por que tenia noticias

Me extraño que de deshiciera de mi agarre tan rápidamente para iniciar su trayecto hacia el comedor, pero lo deje pasar, no quiero molestarla, al llegar el ambiente estaba silencioso. 

-Hola chicos, tomen asiento donde quieran- nos señalo mi hermana.- Ayer ni se despidieron, vi que estaba el tonto de Javi ¿Te molestó?- Le preguntó a Alice en cuanto ella tomo asiento en el lugar que había acomodado la silla para ella, para luego sentarme a su lado.

-No tranquila, todo bien- Al verla incomoda quise cambiar el tema 

-Ya basta de preguntas tontas hermana, ¿Que tal tu noche de bodas?-Dije colocando disimuladamente mi mano en el muslo de Alice.

-Perfecta, ¿Preguntas tontas? Claro que no hermano- dijo soltando una risa- Tonto seria preguntar donde paso la noche mi pastelera favorita- dijo soltando una sonrisa coqueta demostrándome que ya sabia que la había pasado conmigo.

-¿Donde la iba a pasar? En mi habitación Dana, basta de preguntas- dijo seria alejando mi mano, dejándonos sorprendidos mientras abandonaba la mesa, mi cara perdió el color mientras mi hermana solo tosió intentando eliminar la tensión que había quedado.

Al terminar el desayuno con mi familia Dana se me acercó - No te enojes con ella, quizás la presione de más hermano, lamento si los incomodé-

-No te preocupes, esto no fue tu culpa, yo debí haber hablado con ella, ahora le estoy dando su espacio por que tendré que decirle que me voy.

-¿Que?¿Por que? Creí que estaríamos toda la semana aquí juntos Joshua- Me dijo, o más bien se quejó, mientras me abrazaba como niña chiquita, siempre había sido igual.

-Lo siento pequeña, pero me han llamado desde la tienda, pasa algo con una clienta problema así que iré a solucionarlo, Trevor no tiene paciencia - Dije respondiendo su abrazo, explicándole- Trevor me llamo hace un rato y me lo dijo.

-Esta bien, por favor, dicelo a Alice y no te enojes con ella.- Solté un simple ok y me despedí de todos, solo me quedaba una pequeña de curvas calientes.  

-Hey ¿Como está mi pecosa preferida?- Dije en cuanto abrió la puerta de su habitación, dejándome pasar 

-¿Acaso tienes otras? -Dijo seria dejándome claro su mal humor 

-Uh mujer, que desconfiada, me lastimas, además yo podría preguntar lo mismo, nunca me habían negado- Dije bromeando

-No le des tanta importancia, no quiero que nos confundamos.

-Oh ¿Así que es eso? ¿No quieres nada serio?

-Luego tu te irás y yo quedaré aquí, no compliquemos las cosas ¿ahora podrías dejarme sola?, quiero pensar.

-Te entiendo Alice, pero esa reacción no fue necesaria, si me iré, pero a la ciudad, no pasaré la semana con ustedes, así que podrás pensar todo lo que quieras.

Salí de la habitación dejándola sorprendida, ofuscado, aunque entiendo sus reacciones, su ex era un idiota y prácticamente la dejo en el altar, pero eso no dejaba de hacerme sentir herido por sus dudas, partí a la ciudad sin hablar con nadie más, al fin y al cabo ya me había despedido.

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