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La chica se aproximó a Mia con una solemnidad en sus ojos. En sus manos, sostenía dos papeles: una carta escrita en un idioma desconocido y otro, una suerte de diccionario que prometía descifrar aquella extraña lengua. Antes de que Mia pudiera hacerle alguna pregunta, la misteriosa joven se desvaneció por completo, dejando tras de sí un rastro efímero como la neblina al alba.

En ese mismo instante, el piano que había sido testigo de su melancólica sintonía se encendió en llamas, pero estas se disolvieron en el aire, como si fueran una ilusión fugaz.

Mia, con el diccionario en mano, examinó la carta con atención. Cada línea y curva comenzaron a cobrar sentido en su mente, aunque no pronunció palabra alguna.

De repente, un árbol de cerezo surgió en el camino, sus ramas susurrando palabras misteriosas: "La pequeña semilla", "El anillo", "Las cartas", "El cataclismo".

Los amigos intercambiaron miradas cargadas de significado, sabiendo que estos enigmas eran clave para entender la travesía en la que se encontraban inmersos. Eran como fragmentos de un rompecabezas que debían encajar para descifrar el mensaje oculto.

El árbol de cerezo, con sus flores delicadas y sus ramas susurrantes, era una visión inesperada en medio del campo desolado. Los amigos se acercaron con asombro, sintiendo una energía especial emanando de él.

Las palabras que susurraba parecían enigmáticas y cargadas de significado. Mia, con el diccionario en mano, comenzó a descifrar el mensaje del árbol.

—"La pequeña semilla", "El anillo", "Las cartas", "El cataclismo"... ¿Qué puede significar todo esto? —se preguntó en voz alta.

Jake, el escéptico, arqueó una ceja con escepticismo, pero no pudo negar la extraña atmósfera que rodeaba al árbol.

Mia, con el diccionario en mano, se sumergió en la traducción de las palabras susurradas por el árbol. Poco a poco, comenzó a descifrar el significado de cada frase enigmática.

"La pequeña semilla" hablaba de un comienzo humilde, algo pequeño que tenía el potencial de crecer y transformarse en algo grande y poderoso.

"El anillo" parecía sugerir una conexión entre ellos, como si estuvieran unidos por un propósito mayor.

"Las cartas" evocaban el juego de los sueños y los desafíos que habían enfrentado juntos.

"El cataclismo" recordaba la experiencia de la distorsión y el caos, una prueba que habían superado unidos.

A medida que Mia compartía las traducciones con sus amigos, comenzaron a sentir una sensación de asombro y realización. Todo lo que habían experimentado estaba interconectado, cada desafío y cada experiencia eran parte de un camino más grande.

Daniel, el analítico, asintió con satisfacción. —Todo esto parece ser una prueba de alguna clase, una que nos desafía a comprender el significado detrás de nuestras experiencias.

Olivia, siempre llena de energía, agregó con entusiasmo: —¡Y lo hemos superado juntos! Somos más fuertes de lo que imaginamos.

Con la comprensión de los mensajes del árbol, los amigos se sintieron renovados en su determinación. Sabían que estaban en un camino significativo, uno que les llevaría a descubrimientos aún mayores.

El campo desierto ya no parecía tan desolado. Ahora, era un lugar lleno de potencial y misterio, donde cada desafío era una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.

pero eso es lo que mía comprendió y no la verdad 

En un instante, todo se tornó claro para Mia. Las cartas reaparecieron, ahora con diseños aún más extraños y enigmáticos. Pero, ¿Dónde estaba Alex? Al alzar la vista, se dieron cuenta de que su líder no era más que una farsa. Aquel que afirmaba ser Alex, el creador del juego, era en realidad un engaño. El auténtico Alex había fallecido hacía mucho tiempo. Lo que permanecía con ellos era un demonio astuto, disfrazado bajo la apariencia de su querido amigo.

La risa de este impostor resonó con fuerza, inundando el espacio con un tono malicioso. Afirmaba que su maldición era la responsable de la confusión que los rodeaba.

"No es que no hayan podido entender las pistas", la voz del falso Alex se intensificó, cargada de malignidad. "Es que mi maldición es tan poderosa que distorsiona sus pensamientos. Yo no soy Alex".

Las palabras penetraron en sus mentes, llenándolos de terror y, al mismo tiempo, de una determinación inquebrantable. Se dieron cuenta de que estaban atrapados en un juego mucho más oscuro y peligroso de lo que habían imaginado.

Un árbol seco emergió súbitamente ante ellos, sus ramas crujieron como si estuvieran a punto de quebrarse. A través de las grietas en su corteza, los amigos vislumbraron fragmentos de su propia realidad. Momentos en los que este falso Alex había tejido una red de engaños y manipulaciones.

La verdad era más devastadora de lo que podían soportar. Habían confiado en alguien que no merecía su confianza y ahora se encontraban atrapados en un juego diseñado para confundir y traicionar.

El juego de los sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora