30. Louis Miller.

1 0 0
                                    

Al despertar salgo de la habitación, y aunque no recordaba que Louise estaba aquí, es hasta que nos topamos en la cocina, y me mira, que recuerdo que no llevo camiseta.

Que mal anfitrión.

-Buenos días- se gira y sigue preparando algo en la encimera-. Que bueno que llegas, no sé usar cafeteras.

Bueno, creo que no le ha importado demasiado. ¿O a fingido demasiado bien no estar incómoda?

Peach se acerca a mí moviendo la cola, y de pasada le acaricio la cabeza, pero continúo mi camino hasta la cafetera. Sin embargo, Louise se gira al no darse cuenta de que estaba tan cerca de ella, y se echa hacía atrás chocando con la encimera.

-Lo siento- me disculpo y extiendo mi brazo para tomar una de las tazas que están acomodadas detrás de ella-. Toma, te enseñaré.

Le ofrezco la taza, y aunque antes no me había quitado los ojos de encima, esta vez si baja la mirada, observando lo que llevo en mis manos, y después de unos segundos, aceptándola.

-Aquí- señalo la cafetera al ver que sigue perdida en la taza.

Louise despierta de su trance, y se gira de nuevo, observando lo que hago.

-Pones una de éstas aquí- meto la cápsula en el compartimento de arriba-, y...- me inclino un poco para observar lo que aparece arriba, pero cuando Louise no se aparta de su lugar, casi estoy viendo por encima de su hombro-, aquí están las opciones, latte, expresso, americano, lungo...- sigo presionando el botón para continuar la lista.

-¿Qué sueles tomar tú?

-Americano por las mañanas, latte si es tarde. Los demás cuando me siento caprichoso por algo distinto.

-Americano está bien entonces.

Asiento aunque no pueda verme, y presiono el botón de empezar. Así que comienza a servirse la taza. Lo cual tomo como señal para apartarme, y ella vuelve a girarse hacía mí.

-Gracias.

Le sonrío y me atrevo a mirar lo que estaba preparando.

-¿Omelette?

Asiente- Es para ti. ¿Siquiera te gusta? Pensé en la posibilidad de que no cuando estaba terminándolo.

Frunzo el ceño- Me gusta ¿Pero para mí y no para ti?

-Acabo de terminar mi desayuno- señala el plato en el lavabo-. Quería ser buena invitada, y de cierta forma agradecer, así que pensé que podría ofrecerte el desayuno de hoy. Tal vez te apetece algo más, no tienes que comerlo si no quieres. Es lo que mi nutricionista me asigna hoy, y preparé lo mismo para ti. Pero el cafe es mío- sonríe y yo regreso la sonrisa sin pensarlo mucho-, si quieres uno ya sé usar la cafetera, ¿te sirvo?

-Me conformo con agua por esta mañana- digo sincero y extiendo mi mano para pedirle el plato, aunque ella niega-. ¿Qué?

-Todavía no termino de prepararlo, ve a la barra- hace hace una seña con su mano invitándome a ir.

Ruedo los ojos, pero hago caso a su petición, yendo a sentarme. Dejo las muletas recargadas en la pared e impulsándome con mis propios brazos en lugar de mi pie, subo a uno de los bancos.

Louise por otro lado, toma el plato y lo deja frente a mí, comenzando a partir un trozo de aguacate y poniéndolo a lado en un acomodo bastante ordenado. La forma en que usa su mano derecha es torpe y algo temblorosa, pero supongo que aún no puede usar la que se lastimó de forma correcta. Cuando deja el cuchillo a un lado, intento tomar el plato, pero ella golpea mi mano para apartarla.

MusasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora