𝐶. 𝟭𝟮

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Narrador omnisciente:

04:25a.m.

La castaña después de haber terminado de hablar con su socio, decidió ir a una fiesta en la cuál es para gente como ella, mafiosos y más. Decidió ir allí para ahogar sus pensamientos en el alcohol, hasta estar fuera de sus sentidos.

Una forma no muy saludable de despejar su mente, por cierto.

-Señorita Madison... -Se le acercó un hombre bajo y canoso, con una sonrisa maliciosa- Que gusto verla por aquí, tanto tiempo. -Dijo con una sonrisa fingida, algo que inmediatamente detectó Madison, la cuál ahora estaba sentada correctamente frente a él, tratando de no verse tan...borracha.

-Nelson Jones, me gustaría poder decir lo mismo, pero sería una mentira y digamos que a mí no me gustan las mentiras. -Soltó la menor con burla, para después hacer una mueca de disgusto y barrerlo con la mirada.

En dos segundos la sonrisa del hombre, se había esfumado, convirtiéndose ahora en una mueca de enojo y desagrado. La menor simplemente sonreía con satisfacción, disfrutando la irá y el odio del mayor hacía ella.

No era la primera vez que recibía odio de una persona, por lo tanto estaba acostumbrada aquello, pues hasta su propia familia la había empezado a odiar desde pequeña.

-Y bien Nelson... ¿Se puede saber qué es lo que buscas? -Preguntó la castaña con una sonrisa y arqueando su ceja.

-A ti. -Soltó el hombre, chasqueando los dedos para que los dos hombres detrás de él agarren con fuerza a la chica-. Oh, niña. Deberías dejar de comportarte así -Dijo con una sonrisa cínica, pasando su dedo índice por la barbilla de la castaña.

-Ew, que asco -Comentó la menor expresando su desagrado hacia el toque del hombre-. No me toques.

El mayor apretó la mandíbula de la chica entre sus manos con fuerza-. Ahora vas a aprender a respetarme, ¿Oíste, niñata? -Soltó, apretando aún más su mandíbula.

Madison estaba apunto de hablar devuelta con la intención de insultarlo para hacerlo enfadar aún más, pero el líquido que salpicó, manchando su cara, la hizo tragarse todas y cada unas de sus palabras, viendo como el hombre caía muerto al piso y como apenas tocó el suelo, un charco de sangre empezó asomarse. La castaña miraba con atención, hasta que empezó a reírse a carcajadas, burlándose de aquel cuerpo que yacia en el piso.

-¡Respetar mi culo, canoso de mierda! -Exclamó para después volver a soltar unas carcajadas.

Te ha afectado demasiado el alcohol, ¿no es así, Maddy?.

La castaña pudo observar de reojo las caras pálidas de los guardias del hombre, quiénes estaban atónitos, sin saber que hacer, así que lentamente soltaron a la castaña, dejándola ir sin hacer ningún tipo de fuerza. Éstos estaban mirando con miedo el cuerpo del hombre, con miedo de cuál sería su destino después de ésto.

-Bueno, señores. Me voy -Se burló, sin compasión alguna, dejando a aquel hombre desangrandose en el piso.

A ella no le importaba en lo absoluto ver morir a una persona frente a ella, no le interesaba los sentimientos de los demás. Siempre dijo que era absurdo sentir algo que se volviera tu debilidad.

La castaña se Inclinó, haciendo una reverencia, para después empezar a buscar con la mirada a quién le había disparado al hombre. A lo lejos pudo ver una silueta alta y negra, no podía decifrar exactamente quién era la persona, pero de lo que si estaba segura, es quién sea que haya disparado, era un hombre, por la forma corpulenta de la silueta.

-¡Madison!, ¿¡Estás loca?! -La voz aguda de la rubia llamo su atención, haciendo que está se diera vuelta para observar a su preocupada hermana.

-No le hice nada -Alzó sus manos, en un gesto de inocencia y la rubia volteó los ojos con irritación.

MAFIA ENEMIES | 𝕿𝖔𝖒 𝕶𝖆𝖚𝖑𝖎𝖙𝖟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora