Capítulo 2

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El mimo mudo

Changbin se había levantado ese día antes de que saliese el sol, para sorpresa de nadie. Tenía varias tareas pendientes que se le habían acumulado de la noche anterior, pero ver el espectáculo de Felix había sido su prioridad. Por eso las ojeras lo acompañaban desde temprano, pero no se arrepentía de nada.

—Odio mi trabajo —susurró subiendo los pequeños peldaños de la escalera.

Se subió a las vigas, pero no a las de la noche anterior, sino a las del almacén del circo, donde guardaban todos los decorados y los vestuarios que iban quedando de antiguas presentaciones. La mayoría de ellos se llegaban a reutilizar, y más de una vez le había tocado recuperar una a una las lentejuelas de algún disfraz.

Empezó a martillear una de las vigas con toda la fuerza que a esa hora su cuerpo somnoliento le permitía, la cual era casi nula. El pedazo de madera estaba un tanto añejo, así que unos refuerzos le vendrían bien. Pero, por suerte o desgracia, paró el martillo en seco antes de dar otro golpe tosco contra el clavo.

Escuchó risas y carreras. Risas que reconoció de inmediato.

La puerta del almacén se cerró de golpe y el fecho fue pasado. Por inercia se puso recto y rígido sobre la viga, esperando no tener que presenciar ninguna de las madrugadas de aventuras que perseguían a Christopher. Y es que para Changbin, lo peor no era que su colega se viera a escondidas con una persona del circo y decidiera pasar el rato en su compañía. Lo que a Changbin más absurdo le parecía era quién era esa persona.

—Shhh... nos van a oír —Escuchó desde lo alto, e inmediatamente puso los ojos en blanco.

«Tiene que ser una broma», pensó.

La voz que más odiosa le parecía de todo el circo por detrás de la de Yang Jeong-in, se escuchaba muy tierna y diferente cuando estaba entre los brazos del domador de bestias. Ni siquiera parecía la misma persona hablando sin esos dejes de superioridad.

—Que nos oigan —Estaba vez escuchó hablar a Christopher.

Changbin, a pesar de estar luchando contra sus impulsos, miró hacia abajo. No lo hizo por curiosidad, ni por morbosidad, solo buscaba con la mirada un objetivo sólido donde lanzar el martillo y que la parejita de amantes saliese despavorida de allí.

Sin embargo, no pudo evitar echar un vistazo a los tortolitos, quienes entre besos y risas terminaron sobre una de las antiguas plataforma redondas sobre las que se subía el león, y sobre la cual estaba tirado uno de los telones de terciopelo rojo.

Los vio besándose más que apasionadamente, y también vio las manos del amante de Christopher paseándose por la espalda aún vestida de este. Pero cuando su amigo se apartó un poco y el rostro del contrario quedó visible, Changbin pudo ver algo que lo conmovió, y no en un buen sentido.

Hwang Hyunjin estaba perdido en el contrario. En sus ojos cristalinos había pasión y una pizca de lujuria desenfrenada, pero también había anhelo, adoración, fascinación, dulzura... y algo mucho más fuerte que no se atrevió ni a decirlo para sus adentros. Para rematar la imagen, los labios de Hyunjin se curvaban en una sonrisa tímida cada vez que el mayor se alejaba para observarlo.

Changbin conocía a Christopher muy bien, tanto que sabía que en ese momento tenía exactamente la misma mirada. Y eso sólo podía suponer problemas.

Sin más preámbulos lanzó el martillo, que cayó cerca de unas anillas, creando un gran estruendo que los hizo separarse de inmediato.

Tal y cómo se esperaba, Hyunjin separó a Christopher rápidamente, siendo el primero en levantarse. Malamente se acomodó la ropa y se sacudió el polvo.

El circo de los soñadores - ChangLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora