puerta de los recuerdos

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El sol se ocultó en el horizonte, marcando el inicio del oisin, el último día de descanso antes del Deidre. Yurik fue castigado prohibiendo su salida del escondite durante una octimana. Froy, dejando a Shi-Lang al cuidado de su hogar, se aventuró una vez más hacia aquel enigmático lugar, llevando consigo las palabras que Kura le había legado en un delicado papel. No titubeó al dirigirse directamente a la biblioteca que había despertado su curiosidad más profunda.Froy apareció de nuevo frente a aquel muchacho que lo había hecho resaltar una vena ayer, pero esta vez portaba una expresión de arrogancia y burla mientras agitaba el permiso otorgado.

-Mira, mira, mira -dijo con un deje de sorna, mientras el joven suspiraba resignado y abría las puertas de la biblioteca.

En las afueras del pueblo oculto, Leader se encaminó hacia la casa de Froy con el violín grácilmente descansando a sus espaldas, irradiando un entusiasmo envidiable. Llamó a la puerta y fue Shi-Lang quien lo recibió.

-Hola Leader -saludó cordialmente, Leader hizo lo mismo.

-¿Y Froy? -inquirió Leader, su mirada expectante se internó en el interior de la morada.

-Se fue a ese increíble lugar de ayer y no me dejó ir -dijo Shi-Lang, mostrando cierto descontento cruzando sus brazos -"Shi-Lang no debes ir, no estamos seguros que esas personas sean de confíar" -se mofó imitando a Froy con un tono ridículo, lo cual provocó la risa de Leader.

-Froy siempre tan desconfiado, tranquilo, el sé preocupa por tí, eso es todo -dijo Leader intentando consolar un poco a su amigo.

-Supongo pero quería ir... -dijo mirando al suelo -Oye, ¿quieres que caminemos juntos? -propuso entrelazando sus manos con genuina amabilidad.

-Claro, ¿Dónde quieres que vayamos?.

-Cualquier lugar es interesante de explorar -dijo, Leader asintió y juntos, dejaron que la curiosidad los guiara sin rumbo definido.

Tras un corto trayecto, llegaron al corazón de la bulliciosa ciudad de Koóna, donde las calles se llenaban de personas gozando de su día libre. Actos teatrales llenaban las calles de risas y asombro, mientras músicos talentosos hacían vibrar el aire con melodías encantadoras, acompañados de sombreros esperanzados para recibir pequeñas limosnas. Bufones vestidos con atuendos extravagantes capturaban la atención del público, aparentemente de la prestigiosa escuela real de bufones estaba de gira. Aunque la atmósfera era armoniosa, no escapaba a la mirada sensible de Leader la presencia de vagabundos que buscaban refugio en los oscuros callejones.

-Shi-Lang, te quería preguntar, ¿Cuál es tu sueño? -indagó Leader, su voz se entrelazaba con la cacofonía de la multitud.

-Quiero vivir feliz con papá y mamá, que papá ya no le pegué a mamá y que papá se siente orgulloso de mí -susurró Shi-Lang con un tono nostálgico, como si soñara con algo inalcanzable: una familia llena de amor y armonía. Leader sintió un apretón en el pecho, mientras reflexionaba sobre los distintos anhelos de sus amigos: Froy con deseos egoístas, Yurik con aspiraciones desinteresadas y algo idealistas, y Shi-Lang, cuyo anhelo era una combinación de ambas facetas, buscando bienestar para sí mismo y su familia. Sin saber qué responder, Leader asintió con una mirada comprensiva y cambió abruptamente el tema de conversación.

-¿Que tal te llevas con Froy? -preguntó, tratando de desviar el enfoque de emociones más pesadas.

-Froy es muy genial, pero muy serio y a veces es malo conmigo, me regaña mucho solo por comer, pero aún así Froy es muy muy muy muy genial, me compró ropa nueva -dijo Shi-Lang mientras alisaba con orgullo su elegante atuendo cortesano, de un valor elevado que solo un noble, o en este caso, el hijo de un noble, podía permitirse. La conversación siguió su curso, hasta que fueron interrumpidos por el sonido de una pulsera.

Singula BellicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora