banquete de hermanos

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Leader aturdido, lleno de sudores fríos, abrió lentamente sus ojos, mirando a su alrededor, el lugar era familiar, era la casa de Froy. Se sentó con dolores, especialmente en el área debajo de sus costillas, Leader al sentir la punzada recordó todo, aquella chica y a Shi-Lang tendido en el suelo con su consciencia perdida, se movió con desesperación para buscarlo pero solo agudizó su dolor, miró hacia la herida, estaba vendada, alguien se tomó la molestia de cuidarlo.
—Por fin despertaste, no eras tan fuerte como creí —dijo con un tono irritado, se podía notar una vena sobresaliendo de su frente,Froy pronunció sus palabras al tiempo que descendía por las escaleras, sus pasos eran lentos y calmados, bajando por las escaleras con suma paciencia como disfrutando cada tacto de los escalones en sus pies.
—¿Froy? —Inquirió con desconcierto, aún sin asimilar plenamente sus memorias. Todo lo acontecido se aferraba a su mente como un martillo a un clavo —¿Dónde se encuentra Shi-Lang?.

Froy se finalmente se encontraba cerca de Leader, lo único que los separaba era una pequeña mesita enfrente del sofá.
—En mi cama, aún se encuentra dormido —expresó, sus cabellos púrpuras que usualmente lucían recogidos en una coleta, ahora caían hasta su espalda, otorgándole un aspecto de los príncipes de cuentos —ahora —dijo, llevando su palma hasta su frente con evidente desilusión.  —¡¿En qué demonios estaban pensando!?, ¡par de imbéciles, caminando por ahí cuando los pueden atacar! —exclamó dando un golpe con fiereza a la mesa.
—Yo.. no pensaba que —fue interrumpido por Froy, su rostro reflejaba un enfado voraz y la vena de su frente se hizo cada más ancha pero lo más llamativo fueron el color de sus ojos, pasando de un color verdoso esmeralda a uno amarillento y unas pupilas tan negras que no mirabas ni tu reflejo en la mirada, sus ojos solo podían ser descritos como de un felino, molesto y listo para cualquier amenaza.

—Agradece que te encontré y quien sea que les haya ganado no los mató —mencionó, deteniéndose momentáneamente para aplacar su enojo y abrir paso a la comprensión —.Okey, ya vuelvo, iré a comprar leche y tal vez debería comprar un libro de cuentos también —Froy se dirigió hacia la puerta, dejando a Leader solo en la sala.

Desde su posición en el sofá, Leader observó la notable transformación de la sala en la que se encontraba. Era ahora un espacio más ordenado y pulcro, adecuado para alguien de la clase de Froy. Sin embargo, Leader comenzaba a experimentar dolor de cabeza al rememorar la imagen de él mismo, había quedado grabada en su memoria, con los ojos mutilados por sus propias manos, provocándole arcadas con solo pensarlo, los lamentos de terror, dolor y auxilio que salieron de él mismo tan solo intensificó esa imagen y haciendo que todos y cada uno de los vellos de su cuerpo se pusieran de punta como pequeñas agujas incrustadas en su cuerpo. Después de unos minutos, Froy regresó, sosteniendo en una mano una bolsa de tela y portando sobre su pecho un libro de cuentos infantiles.
—Tu hogar está mejor que nunca —Destacó Leader.
—Por primera vez tengo interés en cuidarla adecuadamente —respondió colocando la bolsa con los frascos de leche en la mesa —¿Te encuentras mejor?.
—Sí, aún me duele el cuerpo, pero creo que ya puedo levantarme —Leader se puso en pie, a pesar de las molestias que aún sentía en su cuerpo al levantarse del sofá..
—Me alegra, iré a ver a Shi-Lang —Dijo y ascendió por las escaleras sosteniendo el libro en su mano,Leader lo siguió de cerca.

Froy abrió la puerta de su habitación, desvelando un espacio igualmente ordenado como la sala de estar. En la cama reposaba Shi-Lang, sumido en un profundo sueño. Leader ingresó a la habitación y, al aproximarse al joven en la cama, notó que su mejilla también estaba cubierta con vendas. La cama matrimonial de Froy hacía que Shi-Lang pareciera más pequeño de lo que en realidad era.
—¿Cuánto tiempo lleva así? — preguntó Leader.
—Llevan casi todo un día dormido, ya es de noche, deberías irte pronto o tus padres se preocuparan —Dijo Froy, con su mirada fija en el chico adormecido.
—Gracias Froy, tienes razón, seguro y que me deben estar buscando, no quiero preocuparlos —Con un gesto de despedida hacia Froy, pronunció unas palabras antes de alejarse y cruzar las puertas.Tomó su violín y se encaminó hacia su casa.
Froy se ocupó de cocinar un pequeño pastel para él y su amigo. Preparó el menaje, sirviendo porciones de pastel en cada plato y haciendo lo mismo con la leche y los vasos. Unos pocos minutos después, escuchó pasos descendiendo por las escaleras, anunciando la llegada de Shi-Lang. Aunque Froy sentía un impulso abrumador de abalanzarse sobre él y abrazarlo con la alegría de un padre orgulloso, reprimió sus emociones y lo recibió con la misma normalidad de siempre.
—wow, pastel, gracias, Froy —dijo emocionado y se acercó saltando hacia la mesa, pero su entusiasmo fue frenado por Froy, quien le dio un pequeño manotazo en la mano.
—Lávate las manos o los dos platos son míos —Respondió Froy, señalando hacia la cocina. Shi-Lang hizo un puchero y se dirigió con resignación hacia la cocina, lo que provocó una pequeña risa disimulada por parte de Froy.
Sentados y disfrutando de su modesta cena, lo que parecía ser un profundo silencio fue interrumpido por Froy, quien deseaba indagar sobre lo que había sucedido entre Shi-Lang y Leader. Shi-Lang compartió la información sin entrar en muchos detalles, mientras Froy tomaba un sorbo de leche y dejaba escapar un suspiro de alivio.
—Ten cuidado a la próxima, si te dije que te quedarás es por algo ¿Sabes? —refunfuñó
—Perdón Froy, es que me estaba aburriendo aquí —Respondió y luego bebió de un solo sorbo su leche.
—De verdad, cuando los ví en ese callejón me asusté demasiado, los llevé a hombros aún con mi limitada fuerza y lo débil que estaba por la pelea que yo tuve también —dijo después de llevarse un pedazo de pastel a la boca —.Llamé al mejor médico que encontré, suerte que no estaban tan heridos como pensaba, al menos no tú.

Shi-Lang escuchaba atentamente a su amigo. A pesar de sentirse culpable por haberlo desobedecido, no dejaba que eso se reflejara ni en su voz ni en su rostro, los recuerdos de su padre y su madre que vió a través de aquella puerta, las dejó ahí mismo, bajo llave.

—¡¿Te peleaste?, Cuéntame, quiero saber —exclamó con un interés que se mezclaba con la emoción, Froy sonrió.
—¿Te cuento?, Si te cuento ahora no habrá cuento para dormir —Dijo en tono burlón, Shi-Lang languideció. Sin embargo, tras devorar su pastel de un solo bocado, respondió:
—Está bien, cuéntame, también quiero saber lo que hiciste en el lugar secreto, ese será mi cuento —Dijo con un tono tan cargado de felicidad como un cachorro viendo llegar a su amo. Froy no pudo evitar mostrar una sonrisa tan cálida que podría conquistar a cualquier doncella.
—Bien, está bien, pero presta mucha atención —.Shi-Lang se sirvió un vaso de leche llenándolo hasta el tope. Después, afinó su sentido del oído para escuchar atentamente a su amigo.

Singula BellicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora