A summer love // Conrad Fisher

Feliz cumpleaños Belly {P1}

Pov'Becky

Tras lo que sucedido anoche Belly se la montó a los chicos, según ellos por segunda vez en el día.

Fue más duro con Conrad que al parecer fue el cabecilla.

A los tres se le ocurrió la maravillosa idea de plantarse en él autocine e interrumpir el casi beso con Cam Cameron.

-Buenos dias- saludé a las dos mujeres que se encontraban en la cocina preparando pancakes.- uhmm, que rico.

-ni se te ocurra davies- cuando intenté agarrar uno de la bandeja la mano de Jere golpeó la mía.

-oye- me quejé encarandolo, era obvio que el chico era más alto que yo aunque tuviese un año menos.

-Son para Belly.

-ya lo sé tonto,  solo iba a robarle la oreja a Mickey - me crucé de brazos y todos los presentes rieron.

Hoy era el cumpleaños de Belly, ella y yo somos las únicas que lo celebrábamos en verano.

Siempre es igual.

Laurel le prepara pancakes de Mickey mouse, le dábamos los regalos y los chicos tenían que incluirla en todo sus planes.

Belly dice que es su día favorito del año.

Para mi los cumpleaños de Belly también eran en cierta parte especiales.

Connie todos los años en esa fecha exacta me explicaba algún dato nuevo o me comentaba sueños que tenia mientras veíamos el atardecer.

Pero eso se acabó hace dos años, cuando Belly cumplió los catorce, se ponía celosa de esas acciones nuestras, debíamos centrarnos ese día en ella.

Todavía me acordaba de todo y cada una de las cosas que me decía. Como ese día con las tortitas...

Flashback:

Belly sopló las velas y todos los que nos encontrábamos empezamos a aplaudir.

Recibí mi pancake y Conrad agarró alegre el bote de sirope.

Con el ceño fruncido miré lo que dibujaba.

¿Un ocho ladeado?

-¿Qué es eso Connie?

-es un infinito, lo he aprendido en mates- vaya, me saltaría esa clase- ¿sabes lo que es?

-No, a lo mejor me salté esa explicación- dije riendo.

-Es súper guay Beck- comenzó y un brillo en mis ojos fue notable.- ¿verdad que los números van aumentando?- yo solo asentí embobada con su sonrisa- mil, cien mil, un millón...nunca llegas al número más alto, porque no lo hay. Siempre sigues contando, sin parar.

-no te pillo Connie. - Las mates no eran lo mio.

-eres un poco cortita Becky- rió mientras agarraba mi mano y la ponía boca arriba.

Volvió a dibujar el infinito pero esta vez en mi mano.

Algo dentro de mi renacio...