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Han pasado varias semanas desde que Takemichi regresó a su tiempo. Desde entonces me sumergí más profundamente en el oscuro mundo de los negocios de mi padre, donde me enseño distintos métodos de extorsión y el cómo controlar a las personas que se oponían a sus decisiones.
Sentía repulsión por cada una de sus acciones y a pesar de que quería huir, no lo hice y me mantuve a su lado. No podía echarme atrás, no cuando finalmente había logrado que él se hiciera cargo de todas las facturas del hospital de Emma y Baji.
—Akira, necesito que lleves estos papeles a la oficina —dijo mi padre, quien se encontraba en casa revisando unos asuntos con Yuriko.
—Está bien.
—No los pierdas —dijo seriamente al momento en que me miraba fijamente—, ¿no crees que tu cabello ha crecido?
—Es posible.
Toqué con suavidad mi cabello mientras le preguntaba a mi padre: «¿Debería de cortarlo?». Él no me respondió, solo me pidió o más bien exigió que llevara sus papales a la oficina y que no me distrajera en el camino.
Salí de casa inmediatamente y me encaminé hacia la oficina de mi padre. Y mientras me dirigía a mi destino, en el camino me encontré con Takeomi y Senju, caminando por las calles mientras portaban unas cuantas bolsas de compras.
—¡Akira! —exclamó Senju cuando notó mi presencia—. ¡Ha pasado un tiempo! ¿Cómo te encuentras?
—Bien, gracias.
—Me alegro —dijo con una sonrisa, pero inmediatamente adaptó una expresión de molestia—. No has contestado mis mensajes. Te dije que me iba a sentir herida si no lo hacías.
—Lo siento. He tenido mucho trabajo en casa.
—¿Trabajo en casa? —preguntó Takeomi, quien no dejaba de observarme fijamente—. ¿Volviste con tu padre?
—Eh... Ah... Sí...
Sabía que inventar una excusa no resultaría con Takeomi, por lo que decidí ser sincera. Después de todo, él sabe todo acerca de mi situación familiar gracias a Shinichiro.
—Él no aprobaría esto —dijo Takeomi, refiriéndose a Shinichiro—. ¿Por qué no te quedaste con Waka?
—No podía ocultarme para toda la vida —dije mientras soltaba un suspiro—. Sé que Shinichiro les hizo prometer que me cuidarían si algo sucedía, pero eso no es necesario. Tú y Waka pueden olvidarse de esa promesa.
—Como si eso fuera tan fácil.
Takeomi cruzó los brazos, con una mirada preocupante y a la vez molesto. Senju, por su parte, puso una mano en el brazo de Takeomi, como si tratara de calmarlo.
—Aprecio que se preocupen por mí, pero esto es algo que debo hacer. No puedo alejarme de mi padre —dije—, al menos no por ahora.
