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Los aplausos se escucharon en lo más alto en cuanto entro al salón, las primeras personas se abrieron paso para dejarlo caminar hacia la pequeña tarima obligándolo a dar un discurso, unas que no quería decir.

Avanzó entregando sonrisas y apretones de manos a sus jefes que mostraban orgullo tras el buen trabajo que realizó en solo dos semanas atrapando al psicópata de rojo.

- ¡Debimos entregarte el caso en cuanto todo dio inicio! -gritó su superior quien estaba con el micrófono en mano. Su gesto de ironía no paso desapercibido.

Eso debiste hacer, bastardo.

Satoru negó alejando todo pensamiento negativo en tan importante gala, se volvió hacia las personas con una reluciente sonrisa para tomar el lugar del supervisor e ignorarlo deliberadamente.

- Buenas noches -saludó de forma tranquila, un animo muy distinto al que lo rodeaba-, se que esperan un gran discurso y la explicación de como realmente sucedió este milagro.

- ¡No seas tímido!

- ¡No fue un milagro! ¡Eres el mejor detective de la ciudad!

- ¡Todos saben que amas la atención, Gojo!

No este tipo de atención, no de gente falsa.

Los gestos, las vestimentas y sus joyas fulgurantes empeoraban cada vez más su humor y la visión, causándole una jaqueca. El capitán de su división le ordenó asistir a la gala de enhorabuena por el perfeccionismo de su trabajo y como en tan poco tiempo pudo atrapar a Esou el psicópata descuartizador de hombres y mujeres, mientras que la división que obtuvo el caso en primera línea no obtuvo información en más de tres meses contando así dos víctimas más.

- Tuve suerte -habló sin emoción alguna, pero con una sonrisa plasmada en sus labios-. Esou cometió un error y ese error nos llevo a su localización.

- ¡Un error que solo tú lograste ver!

- ¡El supervisor Gakuganji debe estar muy orgulloso!

No pudo evitar divertirse, los ojos del anciano podían mostrar repulsión, enfajo, indiferencia hacia su persona menos alegría o peor, orgullo.

- Mi equipo como siempre tuvo un papel importante para poner fin a este asesino -prosiguió-. Sin Suguru y Nanami no abríamos llegado a tiempo para realizar nuestra labor, también estuvo la ayuda de nuestra forense Shoko quien determino la composición del rastro que encontramos. Sin ellos esto no se estaría realizando. Gracias a ellos por facilitarme el trabajo y volver las calles más seguras.

Los aplausos sonaron sin detenerse, hasta se llego a preguntar si realmente se detendrían en algún momento, no fue hasta que se encontró con su amigo que al fin ellos decidieron parar.

- ¿Copiaste el discurso de alguna película? -se burló Suguru con un vaso de licor en su mano.

- Apuesto por ello -dijo Nanami quien de inmediato se marchó.

Suguru lo rodeó con el brazo y lo llevó directo a la barra del salón, un barman perfectamente vestido para la ocasión sin esperar por su pedido le dejo un vaso con hielo y un contenido marrón.

Hizo una mueca.

- Vamos -dijo Suguru-. Se que odias lo amargo, pero estas personas beben dinero no sabor.

Gojo vio a lo lejos como el alcalde de la ciudad levantaba su vaso en forma de brindis en su dirección mientras que varios diputados y otras personas importantes hacían lo mismo. No le quedo más que hacerlo y beber de un solo trago el licor que quemo su garganta.

DULCE - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora