IV

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Lo recordaba con mayor claridad ahora que su equipo estaba completo evaluando la situación.

Aquel envoltorio, sucio y gastado lo había visto en el hogar de Esou, mas especifico en su cochera al momento de ser arrestado. Cientos de periódicos tirados a un lado acumulándose como basura, al lado se encontraba el mismo cordel de plástico color blanco que usaba para sujetar el envoltorio.

- Es una posibilidad -apoyó Shoko-, pero no creo que Esou sea el único que recicle papel. Hoy en día hay más cantidad de gente queriendo salvar el planeta del calentamiento global y lo hacen reciclando.

- Cuando revisamos su casa, había cajas envueltas de la misma manera -agregó Suguru.

- ¿Qué había dentro?

- Creí que las habías examinado, eres la forense ¿no?

- Nunca recibí esos regalos, Suguru.

- ¿Insinúas que hay evidencia perdida? -preguntó Nanami.

- Si -aseveró Shoko, notando la gravedad del asunto-. ¿Gojo?

Por un momento Satoru se aisló de la conversación sin poder creer que Yuuji fuera el posible cómplice de Esou. La evidencia no mostraba su culpabilidad, pero tampoco su inocencia, solo era una posibilidad bastante remota, una que no le gustaba. No quería creer que aquel dulce y atractivo chico fuera alguien capaz de acabar con una vida, y mucho menos que compartiera sangre con aquel demonio de sangre fría.

- Tengo que hablar con él -dijo.

- ¿Ese es tu plan? -preguntó Nanami-. ¿Hablar directamente con él?

- ¿Y qué quieres que haga?

- Yuuji, o como se llame, no te dirá que es el cómplice de Esou solo porque se lo preguntaste -secundo Suguru-. Lo que tienes que hacer es seguirlo y conseguir pruebas de que realmente tratamos con alguien peligroso.

- Llámalo y concreta una cita esta noche -siguió Nanami-. Esta noche se cumple la promesa de Esou, si Yuuji se niega quiere decir que llevara a cabo la orden de Esou, si acepta, bueno, ya veremos.

Satoru asintió.

- ¿Estás bien? -le preguntó Shoko, sobresaltándolo.

- Claro que estoy bien -respondió inmediatamente con su galantería-. Estoy decepcionado de que una persona tan dulce como él sea el malo de la historia.

- Estás dolido -corroboró su amiga sonriente.

- Déjalo, Shoko.

- Hasta yo puedo ver que estas lastimado -dijo Suguru, tomando las llaves del auto de Satoru-. ¿Puedo conducir?

- Puedo hacer esto solo.

- Y de todas formas iré contigo.

- Es hora de que lo llames -insistió Nanami.

- ¿Por qué siempre eres tan frio? -preguntó tomando su teléfono-. No hay compasión en tu cuerpo, Nanami.

Satoru lo puso en altavoz y espero a cuatro tonadas para que Yuuji respondiera con un cálido hola.

Su pecho se apretó.

- Yuuji, hola, lamento irme de esa manera la noche anterior -por primera vez su voz salió temblorosa-. Quiero recompensártelo.

Su risa resonó por toda la sala en la que se encontraba.

- No tienes que hacerlo -le dijo con un tonó de voz divertido.

- Insisto. Quiero verte.

Los ojos de Suguru pararon en los suyos.

- Oh -se escuchó tímido-, bueno, esta noche no puedo.

DULCE - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora