CAPITULO 14: GÉMINIS.

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GÉMINIS:

"DONDE LA OSCURIDAD TAPA LA OTRA CARA DE LA MONEDA".

OFELIA.

La calle estaba tan solitaria que ni el viento aparecía para acariciar las palmeras, o el pastizal. No había señales de alguna persona alrededor. Ni en el camino, me había topado con vecinos. Entonces, no me inmute en averiguar si seguía merodeando la persona encargada de entregarme el "correo".  

Junte las rodillas al pecho, cerniendo sobre el paquete. Agarrándolo con cautelosa, lo acerque a mi oído. Escuchando atentamente, que ningún sonido extraño provenga desde adentro. Podría ser una bomba, pero era ridículo, quien iba a querer matarme. ¿Alguien tendría razones para hacerlo?

Un listón de acetato envolvía la misteriosa caja, y unas letras del mismo color llevaban mi nombre; sobre uno de los vértices opacos del borde superior. Sin preámbulos, la conservé y me metí en la casa. No presté atención a la sala de estar o al comedor, y como nadie me detuvo, subí las escaleras directo a mi habitación.

Cerrando con seguro, coloqué la caja sobre mi escritorio. Revoleé la mochila por los aires, sin importarme mucho donde aterrizara. En efecto, un estallido cristalino chillo. Había roto algo.

Las yemas de mis dedos tocaron la tela, experimentando su grácil textura. La incertidumbre, me alteraba el pulso. Tensé de la cinta, el nudo se desenvolvió con suavidad hasta caer liviano sobre la superficie del mueble. Me sentía nerviosa, era un paquete con mi nombre y una procedencia enigmática.

Mis dedos tomaron el borde de la tapa y se congelaron ante la duda latente. Sin embargo, continúe. La destapé, desconfiada. Y observé el fondo de la caja, hallando una capeta. Una con cobertura diferente a las demás. La alcé y desplegué la tapa la primera página.

Mis cejas se alzaron pasmadas y mis pulsaciones saltaron efímeras en cada punto receptivos de mi cuerpo. Una ola invisible se posó sobre mis hombros, agobiándome ante su pesada tensión. La carpeta, era un informe.

Con un contenido que venía quitándome el sueño, pensando en que fichas mover para conseguirlo. Estaba ahí, frente a mí. Fácilmente, en mis manos.

"No existen tal cosa como un almuerzo gratis". Famoso dicho de Milton Friedman.

Su significado ratificaba en que nada era gratis; aun si sonara como una invitación altruista, desinteresada. Pero la fascinación del momento, me segó y comencé a ojear su contenido. Verificando su veracidad.

Mis ojos entrenados por la lectura, se movieron veloces a lo largo de los renglones. Las paginas relataban las causas de fallecimiento y la verdad costosa de los hechos; los documentos incluso, sellados por el laboratorio. Era único y original.

La perfección había arruinado mi emoción efímera, el embelesamiento desapareció e incógnitas nuevas nacieron.

¿Cómo había terminado yo, con un documento así? ¿Quién me lo había enviado? ¿Alguien que sabe que estoy detrás de esto, o que sabe de mis intenciones?  ¿Poseer el documento original me hacia la única dueña de la verdad absoluta?

Una repentina llamada entrante sobresaltó mi cuerpo, sacudiéndome con su disturbio estridente. Descolgué y una firme voz femenina me informó que pasara por mi dentro de una hora, fue como un balde de agua fría que me obligo a meter el contenido dentro a la caja, escondiéndola en un lugar poco uso, solo hasta que tenga tiempo para continuar.





Logré mi delineado y lo finalicé con el strass adecuado. Era un maquillaje Euphoria, de apariencia húmeda y brillante que destacaba mi vestido color vino, que apretaba mis tetas y culo con firmeza. Mientras que las costuras abiertas de los costados dejaban al descubierto la piel de mi cintura y cadera.

INSTINTO ANIMAL ©️ [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora