Capítulo Séptimo

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-ah... Ah... Hm.. Ah...

Sanji no había podido dormir en toda la noche, pero no porque se sintiera incómodo por algo o porque simplemente le molestara otra cosa, si no porque no podía borrar lo sucedido de su cabeza, se masturbaba sin control una y otra vez imaginando a Zoro.

Ya se había venido un par de veces y cada vez que intentaba cerrar los ojos para tratar de dormir el encantador peliverde se paseaba por sus pensamiento y le mostraba cosas que no debería querer ver, pero quería mucho hacerlo.

-Zoro - susurro bajito y se dio cuenta de lo malditamente sexy que se sentía gemir su nombre.

La sensación de imaginarse al peliverde era demasiado intensa, cerro sus ojos y movió sus caderas por inercia contra su propia mano mientras repetía sin parar ese nombre de cuatro letras que lo estaba volviendo loco.

Durante la mañana lo busco bastante con la mirada dentro del instituto, pero era evidente que se estaba escondiendo.

-a estas alturas debe saber que ya lo se - murmuró, sonriendo complacido al verlo escabullirse hasta el comedor mirando a todos lados de forma sospechosa - ahí estas...

Dio largas zancadas ya que definitivamente lo molestaría un poco.

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-entonces, el próximo examen se tratara sobre 8 preparaciones distintas donde el ingrediente principal será el arroz - proclamó la profesora del curso teórico de cocina - diferente del práctico, en el taller.

Sanji prestaba atención, pero luego de esa extraña charla en el comedor sabía que había encontrado algo muy secreto de Zoro, bajo la mirada para tomar algunos apuntes y observó su cuaderno un rato con seriedad.

-hmm... En realidad -pensó - no entiendo muy bien porque tengo tanto interés en él... Definitivamente no es mi tipo - soltó una leve sonrisa - maldición, claro que lo es...

De alguna forma aquello le causó gracia, mordió su labio inferior levemente mientras cubria un poco su rostro con una de sus manos para tratar de esconder ese leve tono rosa qué noto de inmediato debido al calor que recordar a él peliverde le provocó.

-esa cosa no se compara conmigo - pensó lleno de orgullo recordando el tamaño de ese dildo.

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Luego del extraño suceso en el baño aquella tarde, Zoro definitivamente no volvió a buscar al rubio, si antes era escurridizo, ahora lo estaba siendo aun más, incluso dos días después cuando llego al salón temprano por la mañana para encontrarlo, el muchacho de verde melena no estaba en el salón y simplemente lo veía entrar a la hora donde los demás alumnos también entraban.

Lo estaba evitando con todas sus letras.

Entrecerro la mirada directo hacia él, el muchacho después de varios días practicando la materia con Sanji parecía entender mejor los números, podía notar la diferencia desde la primera vez que lo vio ahí perdido como un pequeño gatito peludo.

Al parecer Zoro lo noto, aunque mantenían su semblante serio y varonil, en el momento exacto en el cual sus miradas se cruzaron, Sanji vio a ese avergonzado cachorro que trata de huir desesperadamente de su cazador, eso le provocó sonreir de medio lado lleno de alguna especie de satisfacción.

-bien... Zoro, ya entiendo lo que sucede...

Desvío su mirada y decidió dejarle en paz.

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