Capítulo Undécimo

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En la academia, el círculo cercano de amigos de ambos chicos parecía notar que algo extraño sucedía, los amigos de Zoro no parecían entender muy bien porque de pronto el peliverde parecía tan cercano con ese chico estudiante de cocina de primer año.

Y, no es que eso les molestara, en absoluto, solo era extraño y demasiado evidente, almorzaban juntos, se esperaban al salir y varias veces llegaban juntos, era como si se complementarán a la perfección.

Zoro ya no se ponía tan nervioso cuando lo veía por ahí y Sanji le regalaba lo que preparaba cuando tenía taller de cocina o pastelería, incluso el rubio entraba y salían de su casa como si nada, se lleva muy bien con su madre y con su padre lo que ponía nerviososo  a Zoro de alguna forma.

El rubio podía explayarse libremente entre los adultos mientras el peliverde no hacía más que actuar entre ellos con toda snturalidad cuando por dentro se lo comen los nervios de que sus padres pudieran notar como su corazón se volvía loco y retumbaba con fuerza, Sanji podía fingir muy buen...

-es mi deber agradar a mis suegros - había comentado con picardia aquella tarde.

Aunque buscaban las oportunidades más ocultas para poder besarse de forma fugaz, en cuanto comenzaban a tener sexo ambos de perdían y perdían la noción del tiempo y el espacio.

Aquella tarde en la cual Zoro regreso de su clase un poco tarde, entró despreocupado, sus padres estaban en la mesa y voltearon a verlo en cuanto entro.

-Zoro... Tenemos que hablar - pronunció su padre con seriedad.

El peliverde trago duro y de inmediato sus manos comenzaron a sudar, es un buen actor por lo tanto pudo disimular a la perfección su nerviosismo, ¿lo habían descubierto?

-ah... Si - dio algunos pasos y se aproximó a la mesa para tomar su lugar.

Su padre lo veía fijamente con el ceño entrecerrado como así estuviera escarbando en su cabeza.

-tu madre y yo, lo hemos estado pensando bastante - comenzó - y... Creemos que ya eres un adolescente grande y responsable...

Zoro asintió aun nervioso.

-así que hemos decidido...

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Sanji ya se encontraba en su habitación, recién había tomado una ducha y secaba su cabeza con una toalla cuando sintió el movíl sobre la mesa vibrar con insistencia, se aproximó y encendió la pantalla para ver de quien se trataba y de inmediato sonrio ampliamente.

-"Sanji" "mis padres se van de viaje" "en dos días" - llegaban los mensajes uno tras otro - "podrías venir" "y" - se tardó un poco esta vez--  "ya sabes" "quedarte a dormir"

En rubio frunció el ceño mientras los colores se le subían a la cara con violencia, era una proposición demasiado caliente.

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-creemos que eres capaz de preparar tus propias cosas... - comentó Arashi.

Zoro asintió convencido.

-de todas formas tu madre te dejara suficiente comida...

Zoro asintió nuevamente - si, claro - sonrió ampliamente.

Arshi lo miro de reojo esta vez con algo de sospecha, el muchacho se veía demasiado convencido.

-valla... Mi muchacho ya esta grande - pensó, por su mente venían a su cabeza los recuerdos de Zoro desde su nacimiento hasta este momento, como había cambiado y por apodo qué creció.

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