En cuanto terminó la clase, Isaac me agarró la mano con delicadeza aunque seguro y me llevó a un aula vacía.
— ¿Y bien? — Pregunté mirándole sería.
— No se por donde empezar Nadia, es más complicado de lo que crees — Isaac daba vueltas por toda la clase, parecía nervioso — Unos días antes tener el accidente conocí a un hombre, me metió cosas en la cabeza sobre ser más fuerte y no tenerle miedo a mi padre y poder protegerte y no le di mucha importancia pero el día que tuvimos el accidente, el apareció en tu habitación, no se como se había enterado y me preguntó si estaba dispuesto a sacrificarme para poder evitar que volvieras a pasar por algo así cuando no te mereces nada de eso — Me miró a los ojos y siguió — Acepté, le dije que si, que quería estar a la altura y me hizo una herida con sus garras, me convirtió en lo mismo que es él — Miré confusa a Isaac — Se que todo suena muy extraño pero te prometo que es real Nadia, no quiero que me tengas miedo — ¿A qué se refería Isaac? — En lo que Derek me convirtió es en un hombre lobo — Casi me atraganto con mi propia saliva.
— ¿Es una broma Isaac? — Él negó y se acercó a mí.
Me mostró su palma de la mano, la cerró y cuando la volvió a abrir había garras. Retrocedí varios pasos hacia atrás, Isaac me acorraló contra la pared para evitar que me fuera corriendo.
— Déjame irme Isaac — Susurré con lágrimas en los ojos.
— Nadia nunca te haría daño, eso no ha cambiado — Dijo con cariño en su mirada, que de un momento a otro se había puesto amarilla.
— Isaac tus ojos.. — Acerqué mi mano a su mejilla y la acaricié con cuidado, todo era tan extraño.
— Se que es difícil Nadie, que ahora mismo estarás echa un lío pero confía en mí, nunca te ye fallado y no voy a hacerlo ahora, esto es por ti cariño, porque no quería seguir así toda mi vida — Dijo con una sonrisa y lágrimas en sus ojos.
— ¿Lo hiciste solo por mi? — Pregunté aún con mi mano en su mejilla y mi mirada clavada en sus labios.
— Lo hice por los dos — Respondió pasando una mano por mi cintura y otra por detrás de mí cuello.
— Necesito que me lo expliques todo con más calma — Dije más tranquila y el asintió.
— Haré lo que tu quieras — Sonrió y acercó su cara a la mía.
— Aquí nos pueden ver — Dije mirando hacia la puerta.
— Así todos saben que no vas a estar disponible nunca — Me sorprendió la respuesta de Isaac, el no tenia tanta confianza en sí mismo, pero no lo iba a negar, me gustaba.
— A la mierda — Susurré y eliminé el poco espacio que quedaba entre nosotros.
Cuando nuestros labios se tocaron una corriente eléctrica me recorrió todo el cuerpo, Isaac apretó el agarre en mi cintura, bajo las manos hasta mis muslos y en un movimiento rápido me levantó del suelo y me sentó sobre uno de los pupitres.
— No sabes cuanto tiempo esperé este momento — Susurró Isaac en mi oído mientras dejaba pequeños besos alrededor.
— ¿Aquí..? — Miré hacia la puerta que estaba cerrada pero podía entrar cualquiera.
— Espera — Puso una silla justo debajo de la manilla para que no pudieran abrir desde fuera.
— Prométeme que luego hablaremos las cosas — Dije antes de volver a besar sus labios.
Isaac asintió y sonrió mientras nos besabamos, el paso sus manos por dentro de mí camiseta y jugó con el borde del sujetador.
Pase la camiseta por encima de mi cabeza y la tiré al suelo, el hizo lo mismo y me miró como cuando un niño tiene una tarta de cumpleaños en frente, esa mirada de deseo que no querría tener de nadie más que no fuese él.
— No hagas mucho ruido — Rió conmigo cuando me empujó dentro de un armario.
— Eso depende de ti — Respondí con una sonrisa.
*
Estaba eufórico, me sentía demasiado bien después de haber aclarado un poco las cosas con Nadia, sentía un alivio tan grande.
Y por aclarar, no me refiero a lo que pasó después.
— ¿En qué piensas ricitos de oro? — La voz de Erica me sacó de mis pensamientos.
No quería hablarle sobre Nadie o lo va a estropear, estoy seguro..
— En nada, me dio pena ver a Nadia, solo eso, no sé merece que le haya hecho eso — Respondí mintiendo.
— Hoy a primera hora tenía una cara de afligida amargada que ni te imaginas, has hecho bien — Las palabras de Erica me dolían y me cabreaban al mismo tiempo.
Nadia era sin lugar a dudas la mujer más importante de mi vida, no era aburrida como siempre decía Erica, a mi me fascinaba.
— ¿Estás seguro que no ha pasado nada Isaac? — Volvió a preguntarme.
— Bastantes problemas tenemos ya como para hacer el idiota — Respondí tajante.
— Claro, haré como que te creo — Bufé e ignoré a mi compañera beta para salir al campo de lacrosse a entrenar con mis compañeros.
El entrenador era un puto asco como de costumbre, Scott y Stiles estaban intentando sacarme información sobre mi y Erica pero lo único que hacia era provocarle en el campo.
— Sabemos lo que eres — Dijo Stiles desde el suelo.
— Y yo también se que eres un hombre lobo Scott — Dije restándole importancia.
— Pero yo no soy el juguete de nadie más — Respondió Scott haciéndome enfadar más de lo que he estado nunca.
Sin previo aviso nos enzarzamos en una pelea en medio de todo el equipo y con el entrenador dándonos gritos para que nos separaremos.
— ¡Scott y Lahey al despacho del director ya! — Gritó por fin el entrenador cuando finalmente nos soltamos.
Me levanté de mala gana del césped y caminé delante de Scott y del entrenador por los pasillos, a mi izquierda pude ver a Nadia recogiendo sus cosas para irse a casa.
— ¿Isaac? — Me miró sorprendida y le susurre que estaba bien.
— Ni se le ocurra abrir la boca Lahey, par de idiotas estúpidos — Gruñó el entrenador.
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ARRASTRAME AL INFIERNO (ISAAC LAHEY)
FanfictionNadia y Isaac se conocían desde que eran pequeños, cuando la joven búlgara llegó al pequeño pueblo de Beacon Hills cuando tenía cinco años. Él le ayudó a aprender el idioma y ella lo ayudaba cuando su padre le pegaba. Cuando cumplieron quince años...