-¿Estás de broma? –Dijo Monnique indignada.
-ya me gustaría a mí. Son órdenes del rey.
-Menuda gracia...-respondió seca de nuevo.
- Lo sé, me hace tanta gracia como a ti, pero debo vigilar que nada te pase, Monnique-Dijo con hartazgo Mérida.
-Bueno, pues quédate junto a mí pero no interfieras en mi trabajo.
- Ni me interesa tu trabajo, menos meterme- Afirmó seca.
-Pues entonces manos a la obra. Voy a visitar a unos cuantos enfermos.
-Te sigo.
Mérida, en silencio, se limitó a seguir a Monnique por los pasillos del hospital. Entraron en una de las habitaciones. Monnique atendió al enfermo, y tomó nota de sus constantes vitales, y de su estado.
-Vamos, nos toca una buena ronda.
- Tú misma.
La presencia de Mérida no pasaba desapercibida, en el hospital, todos sabían quién era, y susurraban.
-"Es Mérida, la guardiana" "He oído que su puntería con el arco sólo es superada por el mismísimo Lucifer"
-Vaya, parece que te conocen.
- Es inevitable, sabes perfectamente lo que significa llevar estos apellidos.
- Lo sé, mi hija los tienes, por si no lo sabes.
- ¿Ahora es tu hija?
Se giró bruscamente hacia Mérida.
-No vuelvas a cuestionar mi maternidad, Mérida, ¿Entendido?
- Pues la próxima vez, no vayas con el primero que te salga, ¿Entendido?
Se encararon por unos segundos, la tensión se podía cortar con un cuchillo.
-No tienes ni idea, Mérida...así que no hables.
- La que no tiene ni idea eres tú, no sabes el daño que hiciste a mi hermano, ni la más mínima idea.
- El daño nos lo hicieron ambos, y lo sabes perfectamente.
- Eso debiste decirlo aquella noche, antes de dejarlo colgado, lloraba como un niño, y no había consuelo. No puedo dejar pasar eso, y lo sabes.
- Mira, Mérida, tu hermano y yo hemos rehecho la relación, si quieres seguir así es cosa tuya, pero deja de joder en el trabajo, ¿Sí?
- Si a esto le llamas trabajo...sólo te vi firmar papeles y cambiar goteros...los médicos estáis aquí a gusto mientras nosotros nos jugamos la vida fuera- Dijo apoyándose en la pared de brazos cruzados.
- ¿Olvidas que tu hermano y esposo mío es el centinela?-Dijo tomando nota.
- Debiste ver aquella batalla, daba miedo.
-Lo sé.
- No lo sabes, Monnique. Me vi obligada a atravesar a mi madre con una flecha, acabé con ella aquel día...
Monnique dejó lo que estaba anotando, y miró a Mérida.
-Sé lo que dices.
- ¿Cómo vas a saberlo?
- He tenido que sedar a más de uno, sabes. No es agradable ver cómo se apagan...
Mérida calló.
-Pero duelen más si son tu familia...
- Por eso digo que te entiendo...Mérida, no estoy aquí por nada, esto es el infierno, recuerda.
-Ya veo...-respondió Mérida.
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El Guardián.
General FictionContinuación del maestro, en este caso, tras los sucesos que acabaron con la caída de Evelyn, Alexei es nuevo Centinela del infierno, sirviendo a la familia Magne.