13ª. No jugamos, ¡atacamos

23 4 0
                                    

13ª. No jugamos, ¡atacamos!.

.

.

El día empezó y Nabiki se despertó, como cada día lo primero que pensó fue en el dinero, bueno cada noche soñaba con dinero, montañas de dinero. Hoy haría negocios con esa tonta de Reiko Matsumoto. Volvería a ganar una fortuna a costa de la inocente de su hermana y el pánfilo de Ranma.

Abrió los ojos y…

-¡Que oscuro está!- exclamó la chica. Notó que no tenía sábanas, que tenía cruzadas en el pecho y su cama era más estrecha que nunca se movió para la derecha y la izquierda y se notó que literalmente está encajonada.

Sospechando la verdad levantó las manos y notó que había algo encima de ella, supo la verdad al momento, la habían metido en un ataúd , el prometido pijama de madera que le habían dicho que le regalarían Ranma y Akane ya no era una promesa, era una realidad.

Su hermana y Ranma habían cumplido su promesa de regalarle su último pijama. Logró levantar la tapa y se vio en medio de su habitación metida en un ataúd. El ferreteo estaba elevado por una patas metálicas, y en las cuatro esquinas de ataúd había cuatro cirios.

Alguien había vaciado completamente la habitación. Y sólo estaba ese ataúd, unas coronas fúnebres. y de un equipo de música que había en la habitación sonaba un réquiem, música de difuntos.

Nabiki intentó gritar, pero le habían cerrado la boca con cinta americana transparente.

Estaba sentada en el ataúd, intentó moverse, pero alguien había pegado los pantalones del pijama al ataúd. No podía salir de allí.

En eso entraron a la habitación Akane y Ranma, vestidos como si fueran a un funeral.

-¡Pobre Nabiki!- dijo Akane con falsa pena- murió durante la noche- la actuación de Akane intentaba ser dramática.

-¡Si!- contestó Ranma -murió por avariciosa. Si hubiera sido menos egoísta estaría viva. Mira que morir de una sobredosis de egoísmo.

-Si, los médicos dijeron que tenía la sangre saturada de avaricia. Más avaricia que glóbulos rojos y blancos.

-Las defensas de su organismo no pudieron hacer frente al virus de la avaricia.

Nabiki oía esta conversación sin poder decir nada. No podía hablar.

Akane se acercó al ataúd y hecho un liquido en él, su hermana lo identifico, era pegamento instantáneo súper fuerte. Ranma empujó el cuerpo de la joven y Nabiki quedó pegada al fondo de ferreteo.

Nabiki intentó chillar, pero no pudo, esos dos monstruos la intentaban meter en el ataúd.

Akane puso pegamento en el pecho de su hermana y le pegó la manos cruzadas.

Ranma le cerró los aterrorizados ojos, y le puso cinta americana para que no pudiera abrirlos.

En esa ocurrida notó como cerraban la tapa de ferreteo, aseguraban la tapa con clavos. Nabiki supo que entre los dos prometidos cogían lo que ellos llamaban pijama de madera, supo que salieron por la ventana. El estómago le subió a la boca cuando saltaron del tejado al suelo, no vomitó porque tenía la boca taponada.

La chica supo que no habían salido a la calle.

-Aquí entre los dos árboles- oyó decir a Akane- suerte que hicimos ya el agujero.

-Sólo nos queda meter el ataúd en el bujero y enterrarla- Ranma estaba igual de decidido que Akane, los dos querían enterrarla y viva.

Sintió que la bajaban al hoyo, y oyó caer sobre la tapa del ferreteo las primeras paladas, Ranma y Akane realmente la estaban enterrando, ¡ Y viva!

Nadie nos vencerá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora