Me duele

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Samanta

-Aiii- dije medio gritando al notar un dolor en la barriga.
-Que pasa Samanta estas bien- en ese momento me di cuenta que el dolor provenía de que me había dado la vuelta y con las sabanas y mi camiseta me había raspado la quemadura y vi como Gavi se levantaba para arrodillarse al lado de la cama y preguntarme -¿Estas bien?- dijo mientras yo me sentaba en el borde de la cama con los ojos un poco llorosos por el escozor -¿Puedo?- siguió preocupado tocando mi camiseta para levantarla después que asentí.
-Dios lo tienes rojisimo te vuelvo a poner crema si en un rato no mejora llamo a un médico- dije para evitar que se negara
-No mejor me voy a mi casa y ya llamo al médico desde allí así no te molesto- dije yo mientras el iba negando con la cabeza y justo cuando me iba a levantar Gavi me cogó suavemente con las dos manos en mi cintura evitando que finalmente me levantara de la cama me miro a los ojos y después se giro, vi como cogía la crema que estaba encima de la mesita de noche y finalmente me la puso con la misma delicadeza de antes.
-bueno te quedas aquí y yo voy a hacer la comida para que descanses- siguió el mientras veia mi completa desaprobación en las diferentes expresiones que iba mostrando.
-Nooo
-Siiii
-¿Me vas a dejar aqui arriba sola?- dije impulsivamente con una voz tierna
-¿Quieres venir con migo a bajo y mientras hablamos te hago una sopita?- me dijo con mi mismo tono de voz
-shi- le seguí el rollo porque no me apetecía ir a mi casa. Entonces por alguna razon cuando me dispuse a levantarme sin que me lo esperará me cogió en brazos haciendo que yo apoyara la cabeza en su pecho y cogiendome las piernas con el otro brazo me miro con una sonrisa la cual yo espontaneamente correspondi y empezo a salir de la habitación. Mientras yo lo observaba por el tacto que tenía era obvio que tenía más tetas que yo y viéndolo mejor era muy guapo tanto su pelo aunque no me gustaba especialmente el corte que llevaba como sus ojos, sus lunares, su boca. Entre estos pensamientos noté como empezábamos a bajar escaleras lo cual por un poco de miedo a caer me desconcentró y enseguida llegamos a la cocina.

Una empleadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora