Confidencias

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3 de Noviembre 1938

Kara

Espero que Lena no haya notado como mi "amigo" se despertaba.

No se que me pasó por la cabeza cuando la besé, pero por suerte me correspondió.

Bajé rápidamente al salón donde me encontré con Morgan regateando el precio que habíamos acordado.

Me sentí abrumada por la urgencia de proteger a la familia Luthor en esta situación.

Intervine sin pensarlo, y me sorprendió la reacción de Morgan Edge.

Sus palabras despectivas y reproches me hicieron sentir una mezcla de enojo y determinación.

- ¿A qué viene esa defensa? Son judíos... - me espetó.

Mantuve la calma, consciente de que debía defender lo que era justo.

- Lo sé, pero el acuerdo lo hiciste conmigo, y no me gusta que me estafen... ¿qué pensaría Jeremiah si le cuento que me has estafado? - le respondí, mencionando el nombre de mi padre con la esperanza de que eso lo hiciera reconsiderar sus acciones.

El rostro de Morgan palideció al escuchar el nombre de mi padre, y en ese momento, su actitud arrogante se derrumbó.

- No hace falta molestar al comandante Danvers por estás minucias - dijo, claramente preocupado por las repercusiones de su comportamiento.

Sonreí interiormente, satisfecha de que la intervención hubiera dado sus frutos.

Morgan abrió su abrigo y sacó la cantidad de dinero acordada, poniendo fin a la confrontación.

Antes de partir, Morgan dejó un comentario despreciativo:

- Es una lástima que seas un asqueroso judío, me caías bien... espero que desaparezcáis lo antes posible -

Morgan y yo, nos dirigimos hacia la salida de la residencia Luthor, dejando atrás la tensa reunión que finalmente había llegado a buen puerto.

Antes de abandonar por completo el lugar, mis ojos se encontraron con los de Lena, que acababa de entrar y se había ubicado en un rincón del salón.

Sin poder evitarlo, le dediqué una sonrisa, una señal de complicidad.

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Llegué a casa y noté un ambiente extraño.

Mi madre salió a recibirme y noté preocupación en su rostro.

- Ha venido uno de tus subalternos diciendo cosas muy feas, sobre que defiendes a los judios, tu padre y él están en el despacho... - susurró.

Dejé un beso en la frente de mi madre, murmuré un gracias y subí las escaleras.

Llamé a la puerta esperando permiso y oí la voz de padre diciendo que entrara.

Al abrir la puerta, vi cuál era el problema.

James, con el rostro hinchado por los golpes que le di la tarde anterior, estaba sentado y cuando me vio entrar, sonrió con malicia.

- Siéntese, teniente - ordenó mi padre. - El soldado Olsen acaba de hacer una acusación muy grave -

- ¿De que trata? - pregunté con tranquilidad

- Eres una defensora de judíos y cuando te lo reproché, intentaste matarme - dijo James mirándome con odio.

- ¿Es eso cierto, teniente? ¿Defiende a los judíos? - preguntó Jeremiah

- No, mi comandante -

- Soy todo oídos - dijo mi padre recostándose en su silla

Tú no eres cómo los demás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora