Los primeros rayos del sol se filtraron iluminando el rostro de Dipper mientras yacía acostado. Al abrir los ojos se encontró con la figura de Pacífica a su lado, tranquila y relajada. Esta visión desconcertó a Dipper, disipando cualquier rastro de somnolencia que pudiera haber sentido. Quería apartarse de ella pero notó un peso en su brazo. Al mirar, descubrió que Pacífica usaba su brazo como almohada. Esto lo puso en una situación aún más incómoda y vergonzosa.
No sabía cómo actuar, si intentaba moverse, despertaría a Pacífica, lo que sería mucho más embarazoso pero también era solo cuestión de tiempo antes de que ella se despertara. Su mente era hábil para idear planes y estrategias para derrotar a los monstruos pero cuando se trata de una situación relacionada con una chica era un desafío completamente distinto.
Mientras pensaba, escuchó el sonido de su walkie-talkie, que descansaba en su mochila. El ruido comenzaba a despertar a Pacífica, por lo que Dipper empezó a retirar su brazo lentamente, consciente de que era cuestión de tiempo antes de que ella despertara por completo. Aunque sintió su brazo entumecido, logró liberarlo justo a tiempo antes de que la rubia se despertara por completo.
Se apresuró a coger el walkie-talkie cuando lo encendió y escuchó la voz al otro lado que resulta ser la de su hermana.
—Hey, Dipper, ya llamé al tío Stan para que nos recoja. Dice que está en camino. Por cierto, ¿Dónde estás? No te he visto en toda la fiesta.
—Te escuché, Mabel. Voy para allá.
Escuchar la voz nerviosa de su hermano aumentó el interés de Mabel por saber dónde se encontraba su gemelo.
—Todavía no has respondido mi pregunta, Dipper.
Dipper, sintiendo una punzada de nerviosismo ante la inquisitiva pregunta de su hermana, optó por apagar el walkie-talkie. No sabía qué responder a su hermana en ese momento. Decidió que tendría tiempo después para inventar una historia o, al menos, darle una verdad a medias, sin compartir demasiados detalles de lo que acababa de ocurrir.
Observó a Pacífica, aliviado al notar que la rubia seguía dormida, ajena a lo sucedido. Suspiró con alivio, agradeciendo que no se hubiera despertado.
Mientras Dipper se ocupaba de empacar sus pertenencias para marcharse, su atención se desvió hacia Pacífica, quien rebuscaba entre las sábanas en busca de algo. La expresión de su rostro se arrugó ligeramente por la frustración de no hallar lo que buscaba. Los movimientos de la rubia indicaban un despertar gradual aún envuelta en la somnolencia y el cansancio de las actividades de hace unas horas. Con bostezos y estiramientos, empezaba a despertarse, cuando sus ojos se toparon con los de Dipper. Él, sorprendido por su presencia, se mantuvo inmóvil, observando la reacción que tendría al notar su mirada fija en ella.
—B-buenos días, Pacífica —murmuró nervioso Dipper.
—Hmm... buenos días, Dipper —respondió la rubia, dejándose caer de nuevo en su cama.
Aquello le pareció tan gracioso y tierno que no pudo contener una risita.
—Despierta, Pacífica, ya debo irme —insistió, tratando de sacudirla suavemente.
—... ¿Ya te vas? Pero si la fiesta aún no termina... —murmuró adormilada la rubia.
—Pero ya amaneció —respondió Dipper, con una sonrisa divertida ante la respuesta de Pacífica.
—Eso no es excusa para que te vayas... —dijo Pacifica sin pensar, con un tono entre adormilado y caprichoso.
—Vamos, Pacífica, me perderé si no me guías —trató de animarla Dipper intentando despertarla.
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Promesas cumplidas (Dipcifica)
RomanceTras concederle finalmente paz al Fantasma del Leñador en la mansión Northwest, Dipper descubre una nueva faceta de Pacífica, una versión más amigable y distinta a sus padres o ancestros, transformando la relación previa de odio entre ambos. Con la...