Capítulo 10

47 4 0
                                    


        Patric

No soy un hombre de orales, para mí hacer un oral a una mujer es más que una cuestión de sexo, es algo muy íntimo, más que el coito mismo. 

Pero justo ahora creo lo voy a ser, especialmente del coño de la mujer que tengo gimiendo sin control con mi lengua recorriendo su órgano hinchado rosa como una perla.

La siento tensarse cuando introduzco dos de mis dedos en su vagina salpicando de fluidos. Suelta mi cabello y con las dos manos se agarra de las sábanas azúl que cubre el colchón, retorciendo su cuerpo sin dejar de jadear presa del placer que le doy con mi boca, lengua y dedos.

- ¡Oh Dios! _ suelta cerrando los ojos con fuerza cuando se corre con las piernas temblando.

No me aparto de ella queriendo beberme todo su nectar. Sabe tan deliciosa que tengo miedo de volver adicto a eso.

Me cierno sobre ella haciendo que pruebe de mis labios su propio sabor.

Con su boca sobre la mía, viaja en mi cuerpo con sus manos hasta llegar a mi bermuda y sin soltar sus ojos de los míos, adentra una de sus manos ahí, me tensa todo el maldito cuerpo.

No soy un puto adolescente, pero me siento cómo uno justo ahora. Tengo nervios, sus ojos me ponen nervioso y no sé cómo actuar.

- ¿Estás limpio?_ pregunta y no entiendo de que mierda me está hablando_ digo porque no tengo condón en mi cartera.

Ah eso.

- No te preocupes lo tengo.

Puedo ser toda la mierda del mundo pero no un irresponsable, siempre he tenido conmigo preservativos.

Me gusta el sexo, entonces me preparo siempre cuando quiera tenerlo, y no dejar hijos por ahí. Nunca me he acostado sin ponerlo, Fiona ha insistido mucho con que lo hacemos sin el pero nunca el placer me ha ganado sobre la razón.

Pero justo ahora quiero hacerlo con ella sin esa mierda pero no me quiero arriesgar. Por muchas ganas que tengo de no ponerlo hoy por primera vez en mi vida.

- Vale.

Con ese vale empieza a mover su mano sobre mi falo de arriba a abajo, el movimiento es tan lento que me derrite rozando su cuello al compás de sus labios sobre los míos.

- ¡Demonios! Eres espectacular Sophia.

Sonríe sobre mi boca. Ha notado como.me ponen sus besos y su mano dentro de mi bóxer, claro que lo ha visto y es por eso que haciendo un movimiento brusco, giramos sobre la cama y se queda en mi encima moviendo sus caderas, dejando un sabor de más en mi boca cuando lamo su pezón sin ir más allá.

- ¿Dónde está el preservativo? Que ya quiero que me folles.

Mandona y cruda me gusta.

Acostado boca arriba con ella sobre mí, acerco mi mano al cajón de la mesita de noche para sacar el condón que dejé cuando deshacía mi maleta.

Cuando lo quiero desenvolver me lo quita de la mano.

- Déjame a mí hacelo _ me dice con una sonrisa.

Entonces se lo dejo, trás sacarlo de su caja, se levanta justo un poquito de mi pelvis para tomar mi miembro y rodearlo con el plástico.

- Listo para mí, aunque me hubiera gustado sin nada de por medio.

Ante sus palabras mi respiración se agite, las ganas me crecen por las venas. Dios mío si no la follo justo ahora voy a explotar.

Desciende por mi polla sin quitarme la mirada. Todo mi cuerpo se erice cuando la punta toca la húmeda entrada de su vagina haciéndome tensar el cuerpo.

UN INVIERNO CALUROSO [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora