baño

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Al Tomás le dieron el alta al día siguiente, así que lo invite a comer pizza, es su comida favorita junto con los tallarines.

Iba manejando yo en su auto, el no podía por su brazo y su costilla, según tenía que mantener reposo en la casa, pero una salida no es nada, me había enseñado un poco así que sabía, solo que no sabía manejar, no tenía licencia pero shh


Ayude al Tomás a bajar, este llevaba un yeso que le llegaba hasta el hombro, era realmente chistoso verlo así.


Al entrar al restaurante rápidamente senté al Tomás, yo me senté al lado de el para darle la comida.

Llamamos al mesero, y este me sonrió al verme, simplemente le ordene y este se fue con una sonrisa.

—Porque te sonríe tanto...—susurro el tomás mientras bajaba la cabeza pasando su lengua por sus dientes

—Quizás es buena onda o si los hacen atender...— le sonreí

Este me agarro la mano y comenzó a acariciarme suavemente mientras me daba besos en la cara, sonreí ante su leve olor familiar de el que tanto me agradaba.

Le comencé a dar besos en los labios, puros piquitos y de vez en cuando besos, que pararon al sentir al mesero carraspeando su garganta.

—Discúlpeme por molestarla, pero le traje la comida...— dijo este mientras ponía las cosas en la mesa

—No hay problema, gracias.


Mire al tomas para que dijera algo, pero este solo movió su cabeza de forma amenazante, lo ignore y comencé a comer la pizza, mire al Tomás y me fije en que este no había comido ni siquiera un pedazo de la pizza.

—¿Por qué no comes amor?— pregunté mientras me limpiaba las manos con una servilleta

—No puedo...— dijo mirando la pizza para despues mirarme

—¿Por qué?..— pregunté, y este me mostró su yeso, rápidamente me pegue en la cara —Que soy weona.—

Rápidamente, comencé a darle la comida y de vez en cuando le daba su bebida, este al comer me miraba.

—Deja de mirarme aweonao.

—Eres muy linda como pa' dejar de mirarte po wachita.— me sonrió mientras masticaba parte de la pizza que se había metido a la boca.

—Salta' pa allá— me reí empujándolo de la silla un poco





Estuvimos ahí un rato más y después pedí la cuenta, pero nadie me pesco así que tuve que levantarme, dejando solo a mi pololo.

Me acerqué a pagar, el Tomás se quedó sentado (obviamente), le dije que se quedara ahí así que estaba sola, pague y después pase al baño, le hice señas al Tomás y este me asintió entendiéndome o eso creo, así que me dirigí al baño, al entrar me metí a un cubículo y antes de bajarme los pantalones y la ropa interior, escuché un fuerte portazo y como le habían puesto el seguro a la puerta, no me asuste suponía que era una niña que quería más privacidad, pero todo eso cambió cuando escuche una voz masculina.


—Nicole...


Esa voz la conocía, y sabía de quién era perfectamente, era del David.




No le respondí, me quedé callada y me subí arriba del inodoro


—Nicole...Respondeme mi amor.


Vi sus pies por la abreviatura que había debajo de la puerta, este iba caminando en círculos alrededor de mi puerta, en una freno y se agachó, pude ver como este trataba de meterse a mi baño, me miraba sonriente mientras se metía por abajo.


—¡Sale de aquí weon!— dije bajándome del inodoro para comenzar a pegarle patadas en partes de su cuerpo —¡Enfermo culiao!.—

Este simplemente se reía, y no lo freno que seguir metiéndose, al terminar se levantó, rápidamente lo empuje y abrí la puerta del baño, al salir intenté salir del baño, pero este tenía seguro, no alcance a salir y me agarro del brazo para empujarme hacia una pared, comencé a forcejear para que me soltara, pero nada lo movía, me miraba de una manera tan asquerosa, coloco su rodilla en mi entrepierna frotando esa parte mientras me agarraba de los hombros, comencé a llorar y a gritar, pero este coloco su mano en mi boca mientras trataba de levantar mi polera, Mordí su mano haciéndolo enojar, pero el weon no le importo y volvió a colocar en su mano, aunque lo mordiera repetidas veces este no me dejaba tranquila, no pensaba en hacerlo, este quería llegar a más.


—Debiste quedarte conmigo nicole...nunca debiste terminarme.—susurro en mi oído para después comenzar a besar mi cuello en mi cara, sacando su mano de mi boca

—¡Déjame tranquila, perro culiao!— grité moviéndome bruscamente mientras buscaba una manera de salir, comencé a sollozar por la impotencia que sentía de no poder hacer nada, las lágrimas rodaban por mis mejillas y me sentía asquerosa por su toque.


Ese me empujo nuevamente en la pared haciendo que me golpeara la cabeza, estaba algo mareada y me sentía débil, este comenzó a aprovecharse y empezó a sacar mi polera para después tratar de bajarme los pantalones.



Pero él llegó.



—Suelta a mi polola perkin' culiao— dijo el tomás abriendo la puerta a patadas, rompiendo el seguro al instante por la fuerza que uso en esta.

Este me miro preocupado, yo simplemente lloraba mientras trataba de empujar el pesado cuerpo del David.


El David no me dejo tranquila, al contrario, el weon siguió tratando de sacarme los pantalones para aprovecharse de mí.

El Tomás con el brazo que le quedaba le pego el medio combo en el hocico haciendo que me soltara por su tambaleo, después llegaron los encargados y lo sacaron al weon y llamaron a los pacos, el Tomás me agarro con un brazo y me abrazo, rodeándome al instante sintiéndome cálida y protegida con este.

Comencé a llorar fuertemente por lo asustada que me sentía el simplemente me abrazaba fuerte mientras dejaba un beso en mi frente y mejilla.



—Ya mi wachita, tranquila...está todo bien, te amo mucho.— susurro para después volver a abrazarme fuertemente

Me sentía asqueada, simplemente quería llegar a la casa y bañarme, limpiar mi cuerpo, cada rastro de saliva que este dejo quería limpiarlo, el David es un enfermo, no entiendo como estaba con el.

Nos fuimos del lugar y llegamos a la casa, le conté a la Alice y al Benja, no quería preocupar a mi abuela, tuve el apoyo de los dos, donde me cuidaron y se quedaron a mi lado, como el Tomás, este estuvo conmigo acostado abrazándome dándome a entender que este podía ser mi lugar seguro.

𝐏𝐄𝐋𝐎𝐓𝐀𝐙𝐎 ✈ 𝘵𝘰𝘮 𝘬𝘢𝘶𝘭𝘪𝘵𝘻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora