No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado desde que sus párpados se cerraron en un intento por conciliar el sueño, pero lo único que Jungkook sabía, era que no lo había logrado.
Podían haber pasado minutos o tal vez varias horas desde que se acostó. Ambas opciones le parecieron posibles al preguntárselo a sí mismo, pero supo con certeza que había pasado poco menos de una hora cuando volvió a abrir sus ojos rendido, cuando no tuvo dificultad para enfocarlos en medio de la oscuridad de su cuarto que le hizo mirar hacia el despertador que lo regresó abruptamente a la consciencia.
Jungkook sabía que todo lo que le estaba ocurriendo era a causa de su mente inquieta.
Un suspiro escapó de sus labios y su mirada se perdió en el techo mientras intentaba calmar los pensamientos que rondaban su cabeza, aunque pronto le pareció una tarea imposible de completar y el omega llegó inevitablemente a la conclusión de que ni siquiera merecía el esfuerzo seguir, por lo que tan solo unos segundos después, prefirió levantarse de la cama.
El omega se hizo camino hasta fuera de su habitación sin la necesidad de encender las luces y fue casi por instinto que sus pasos lo guiaron a la puerta cerrada de la recámara junto a la suya, acercándose con cautela para dar dos suaves golpecitos sobre la madera por educación, aguardando hasta recibir más silencio antes de abrirla por su cuenta.
El suave aroma de la personificación de la calma lo recibió apenas dio un paso adentro y Jungkook suspiró satisfecho cuando llegó a la cama de Minhyun, su mano alzándose con duda hasta alcanzar su hombro que se movía al ritmos de su tranquila respiración, dudando antes de removerlo un poco porque le avergonzaba ser él quien interrumpiera su sueño.
Pero estaba desesperado.
—Minnie, ¿puedes hacerme espacio? —el omega dijo bajito cuando el movimiento casi imperceptible de las cejas contrarias le hicieron saber que le estaba escuchando—. ¿Está bien si duermo contigo? No quiero estar solo.
Que su niño se moviera hasta uno de los extremos de la cama, fue la única respuesta que necesitó para alzar la manta y colarse debajo de ella, suspirando complacido cuando el aroma suavecito y relajante de Minhyun lo recibió impregnado en la almohada, calmando todos sus sentidos que cedieron a su cansancio.
Era justo lo que necesitaba.
—Buenas noches, papá —su pequeño murmuró antes de darse la vuelta y abrazarse a su cuerpo calentito, haciendo que el omega se removiera para que Minhyun pudiera acurrucarse cómodamente contra su pecho, su lobo sometiéndose sin intención de replicar por estar cerca de su cachorro.
—Descansa, mi bebé —Jungkook dijo igual de bajito antes de dejar un pequeño beso sobre sus cabellos alborotados, sus párpados cayendo pesados cuando se acomodó mejor contra la almohada—. Descansa.
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—Taehyung-ssi.
Para Jungkook fue imposible no alzar el rostro con inquietud cuando esa voz irrumpió en el espacio entre ellos, por mucho que no fuera dirigido hacia él.
