26: Never let go

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—Papá —Minhyun sacudió el cuerpo del omega hasta que este frunció el ceño, murmurando adormilado con los ojos presionados—. Despierta, perderemos el tren.

Jungkook miró el reloj junto a la cama con el ceño fruncido, vio que faltaban unas horas para despertar y se dio la vuelta para volver a su posición anterior.

—Es muy temprano, Minnie. Ve a dormir —murmuró mientras Minhyun se subía a la cama, suspirando con los ojos cerrados cuando el niño se sentó en el centro.

—No puedo —hizo un puchero, gateando sobre las mantas para acostarse sobre el alfa que murmuró bajito—. Tengo hambre.

—Minnie —el omega se quejó con voz ronca, abrió un poco los ojos para ver a su cachorro sobre la manta que cubría a un somnoliento Taehyung que lo miraba con una sonrisita—. Bájate.

—Tengo hambre —repitió mientras obedecía la orden, acostándose en medio de los dos con un pronunciado puchero, sonriendo cuando el alfa se levantó sobre sus codos y le devolvió la mirada.

—¿Qué quieres desayunar? —Taehyung preguntó mientras se sentaba en la cama, peinando su cabello revuelto con los dedos, estirando sus brazos hasta que sus huesos crujieron.

Tanto él como Jungkook habían dormido tarde porque tenían reportes que entregar antes de irse de vacaciones, por eso tenía tanto sueño. Su alarma sonó antes de Minhyun llegara, pero el alfa la apagó y siguió durmiendo, todavía tenían que preparar las maletas.

—Panqueques, por favor —Minhyun dijo emocionado, gateando hasta el borde de la cama después de que Taehyung se pusiera de pie, levantando los brazos hacia él con una sonrisa.

—Ya no hay harina, pero podemos ir a la tienda a comprar —se rió mientras se acercaba al niño, sosteniéndolo con los brazos luego de que este rodeara su cuello para cargarlo.

—También se acabó el jugo —dijo en un tono mimado, escondiéndose en el cuello de Taehyung para olfatear su aroma mezclado con el de su papá, quizá habría dormido de nuevo envuelto con ese olor.

—Vamos a la tienda, bonito. ¿Quieres algo? —Taehyung preguntó al omega que le daba la espalda, esperó una respuesta, pero Jungkook murmuró algo incomprensible que le hizo reír—. Sigue dormido, vamos antes de que despierte y le traemos el desayuno.

—Okay.

Jungkook se sobresaltó por la mano que se posó sobre su rodilla, la suave caricia en su pierna detuvo el hilo de pensamientos que lo tenían preocupado desde que se subió al tren

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Jungkook se sobresaltó por la mano que se posó sobre su rodilla, la suave caricia en su pierna detuvo el hilo de pensamientos que lo tenían preocupado desde que se subió al tren.

—¿Estás bien? —Taehyung preguntó desde el asiento junto al suyo, inclinándose un poco para ver su rostro.

—Sí, ¿por qué? —dijo bajito, viendo por un momento la ventana en la que se podía observar la belleza de las montañas que se alzaban en los alrededores de la ciudad de Daegu, moviendo con nerviosismo la bolsa de regalo sobre sus muslos.

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