HOY Y SIEMPRE I

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Cada día era más difícil, en la toman todo seguía normal, pero algunos vivían con el temor de ser descubiertos.
Draken era uno de esos. Y aunque su ex amante, amigo, compañero y cómplice. Actuaba como si nada, abrazando y besando a su novio de la forma más descarada posible.
El mismo oyó cuando Koko le pregunto de que habían hablado, no lo conocía bien, pero si de algo tenía la certeza era de que Koko era una víbora que se alimentaba de las desgracias ajenas, que amaba el dinero y lo consiguia de cualquier manera y cueste lo que cueste, por supuesto también sabia que no dejaría a Inui, ni el a Koko.
De echo si pusieran en una balanza a Koko y a el.
Cualquier persona elegiría a Koko.
Con el tiene futuro y una vida cómoda para siempre.
Ahora Inui lo alejaba se negaba a siquiera ser tocado por el más alto. Y le dolía.
Pero para el su relación con Inui era como un cristal, y en su momento el lo atesoro como un diamante.
Y en qué se resumía la relación de Inui y Koko a los ojos de Draken?
Sexo, dinero y dependencia emocional.
Era cuestión de tiempo para que su relación volviera al constante círculo vicioso que habían denominada, el circulo Gucci.
Por que siempre que tenían un problema, Inui huía, Draken lo consolaba, Koko y Inui hablaban, Koko le regalaba algo de Gucci a Inui, se diculpaban, lo volvían a intentar.
El problema?
El armario de inui estaba lleno de Gucci.
Pero antes de juzgar a alguien, primero debemos escuchar la historia de Draken y Inui.

Inui pasaba mucho tiempo en el taller de Shinichiro, pero casualmente el y Draken nunca se habían visto hasta ese día.

- hola,Shinichiro-san?- Mikey lo había mandado al taller de su hermano por que había olvidado una bolsa de dulces ahí.

- Shinichiro-san no está, necesita algo? - el joven rubio apareció de la nada-.

-tu eres? - el mas alto retrocedió unos pasos y lo miro fijo, nunca había visto a ese chico rubio de ojos esmeralda-.

- Inui Seishu- extendió la mano y espero que el rubio se la diera - ayudo a Shinichiro-san aquí.

- Ken Ryuguji- tomo la mano y sonrió ligeramente - pero todos me dicen Draken.

- y, necesitas algo?

- el hermano de Shinichiro-san me pidió que le llevará una bolsa de dulces que dejo aquí.

- a, era suya?- camino hasta dentro del taller y luego regreso con lo que al parecer era una bolsa de gomitas- comi algunas, espero que no se de cuenta - sonrió-.

- no te preocupes - devolvió la sonrisa- hace cuánto ayudas aquí?, no te había visto.

- mmm, vengo desde que tenía 12, cuántos años tienes......- el joven pareció pensar un largo tiempo y dudar de como llamar a su acompañante- Ken?.

- yo tengo 16, y tu Seishu?- no se mostró incómodo por el nombre-.

- 18, seguramente si viste mis cosas, a veses las olvido aquí.

- solo veo llaves, tornillos, motos y a veces tacones, pero creo que son de Emma - enumero con sus dedos-.

- no, de echo son míos - tocó su cuello algo apenado-.

Inui esperaba que lo mirarán raro, o se alejaran de el, Inui usaba mucho tacones, al principio fue por Koko, luego por costumbre y al final simplemente se le hicieron lindos y no lo dejo.

- eran lindos- Draken era la clase de persona que no juzgaba y había visto muchas cosas en el lugar donde vivía-.

- en serio? - se podían ver en sus ojos pequeñas estrellas, hasta el momento solo su novio le había dicho que eran bonitos y el que una persona que no conocía se lo dijera, lo hacía especial-.

- si - sonrió - pero, no te incomodan a la hora de trabajar o te duelen los pies?, vivo con muchas mujeres y suelen quejarse mucho por los tacones.

- al principio sí, pero me acostumbré, y para trabajar - levantó su mano mostrando unos deslumbrantes tacones rojos- solo me los quito, o uso las zapatillas que siempre traigo.

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