no voy a oírte

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Taiju nunca fue una persona del todo comprometida, los compromisos no eran lo suyo.

Formar lazos y hábitos era algo normal, para todo el mundo.

Un científico una vez dijo, se nesesitan 21 días para formar un hábito.

Fuera el hábito que fuera, si lo repetías durante 21 días tu cuerpo lo asimilaba como algo normal en tu vida.

Fuera bueno o malo, los hábitos son difíciles de dejar, en especial los malos hábitos, aquellos que nunca mueren.

Sumando todo lo anterior, podemos reconocer que Taiju no era la clase de persona de promesas, esas personas que prometen cosas y juran cumplirlo hasta el final de los días.

Sin contar que su apego a la religión, le hiso darse cuenta que las promesas eran algo serio, lo que termino de convencerlo.

Pero el si era una persona de hábitos, había golpeado a tantas personas, que había creado la costumbre de que la mayoría de las cosas se solucionan con violencia.

Como cuando se encontró con Inui Seishu y su primera reacción fue golpearlo. O .... Con sus hermanos.

Con Mitsuya fue diferente, el cerebro tarda 5 segundos en crear una primera impresión.

La primera impresión que le dio Mitsuya fue el de alguien realmente molesto. Simplemente lo evitaría, cuando se le fue arrebatado una prenda de ropa de forma imprevista, el iba a golpearlo, pero el cerebro tarda 15 segundos en asimilar un estimulo visual.

En conclusión fueron esos 20 segundos lo que hicieron la diferencia en Mitsuya.

Y un ataque de ira dura al rededor de 30 minutos, Mitsuya tardo 1 hora, fue esa hora lo que tardó el cuerpo de Taiju en asimilar un nuevo hábito.

Su cuerpo reacciono de forma instantánea y su reacción fue ponerse a la defensiva, huir y evitar, eran la mejor opción.

Esconderse detrás de un árbol, fue la elección.

El error de su estrategia defensiva fue.

Taiju tardo 45 días en entablar una conversación con Mitsuya, suficientes para crear un hábito.

Suficiente para que su cerebro aceptará a Mitsuya.

Pero a pesar de todos esos días y minutos.

A el solo le tomo medio segundo enamorarse.

Y el amor crea el hábito más fuerte.

Las promesas.

Taiju prometió algo por primera ves en su vida.

"Los haré felices"

Pero lo que el corazón piensa, la boca no lo dice, eso marco el fin de su relación con Mitsuya.

El miedo a dejar su religión, los tontos perjuicio que se le fueron implantados.

Taiju Shiba era un verdadero miedoso.

Pero con Takashi Mitsuya, el era un hombre de promesas.

Taiju cumplió lo prometido, fue a buscar a las niñas, irían a un hotel todos juntos, no podía ir a su casa, por que queria darle espacio a hakkai, pero tampoco podía dejarlas ahí, por que quería darle espacio a Takashi.

Quisas el no lo decía, pero si fuera por el, si fuera el solo, sería capaz de dormir en la calle con tal de que Takashi y sus hermanos estuvieran cómodos.

Todos habían ido en el mismo vehículo, un carro familiar, que aunque al principio no le fascino a nadie, pero que rápidamente se volvió una buena opción para viajar todos juntos.

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