☆̲᎒ Capítulo tres

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Jungkook jamás se encasilló como un tipo coqueto

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Jungkook jamás se encasilló como un tipo coqueto.

De hecho, nunca fue de esos que se insinuaban para conseguir que alguien los volteara a ver, era uno de los seres más reservados del planeta y realmente no iba por la vida tentando a la suerte.

No le hacía falta, él sabía que tenía el poder de seducir a cualquiera con un guiño de ojo y supo sacarle ventaja a su particular dote en los días de preparatoria.

Logró que varios cayeran en su juego de cero ataduras, obtuvo lo que quiso cuando lo quiso y aunque le gustaba mucho experimentar, siempre fue muy selectivo a la hora de irse a la cama con alguien.

Tuvo muy pocas parejas sexuales, incluso podía contarlas con los dedos de una sola mano porque él prefería mil veces compartir solamente un par de besos y parar antes de verse involucrado con personas que quizá le complicarían la existencia.

Además, era muy cuidadoso con el tema de su salud.

Por eso mismo, cuando conoció a Jimin al entrar a la universidad, supo que todos sus problemas con respecto al sexo y a los amigos con beneficios que lo atosigaban, se habían terminado.

Y es que fue algo tan sencillo, que hasta se sorprendió de lo rápido que se dieron las cosas.

Se percató de su existencia gracias a una asignatura que tenían en común, de repente ya estaban intercambiando miradas, luego números y de la nada, el lindo chico pelirosa se hallaba tendido sobre la cama, pidiendo por más mientras se lo follaba en las residencias de la facultad.

Honestamente, ambos supieron saciar sus necesidades y el ojiverde estuvo de acuerdo con llevar ese trato por la vía de la confidencialidad, pues ninguno quiso que los empezaran a relacionar como algo más que amigos.

Porque fuera de la lujuria, se convirtieron en el dúo perfecto.

Las clases que tenían juntos eran lo triple de divertidas para todo el salón de clases, las fiestas a las que solían asistir terminaban en descontrol por culpa suya y en la vida cotidiana, la gran mayoría deseaba tenerlos cerca.

Su época universitaria se resumió en tres palabras: risas, amistad y sexo. Así fue por los cinco largos años que duró su carrera de Ingeniería Civil.

Miel sobre hojuelas, hasta que Jimin decidió que la idea de casarse era buena.

Una mierda.

Para Jungkook, eso era una mierda.

Y podían llamarlo egoísta, pero ciertamente no maquillaría el disgusto que sentía con un falso buen ánimo.

Estaba frustrado y lo hacía notar hasta con la mínima expresión.

-¡Oye, Jeon! -Un coreano sonriente que traía una rebosante copa de champán, se le acercó-. ¡Que felicidad que si vinieras!

Él trató de imitar la mueca ajena de alegría, pero no le salió.

drink for me🍷☆̲ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora