Capítulo I

134 15 7
                                    

El día se mostraba nostálgico, llovía.

Dicen que los días lluviosos tienen el poder de hacer a la personas razonar más o tal vez recordar más.

Lisa sabía que podría ser así, tal vez sí, tal vez no.

Mientras Lisa caminaba en la acera de las casas en dirección a sus clases regulares en el Instituto Borrow, cuando de pronto pasando por una casa abandonada que se le hacía familiar la nostalgia la atacó y a raíz de esto sus ojos lagrimearon.

Sabía que la hacía sentir así.

1 AÑO ANTES, LISA...

Lisa, salía de su casa directo al colegio.

Iba un poco retrasada, por suerte su colegio no quedaba muy lejos -a unas cuadras de su casa-

Tenía que decirle algo importantísimo a Radel.

Rápidamente ingreso a el colegio e intentó buscar a Radel... Él siempre se estaba en la biblioteca o en el salón de arte, pintando o haciendo una que otra tarea.

Pero nada. No estaba allí.

Buscó en la cafetería. Nada.

Ya casi cansada de buscar optó por buscar en el gimnasio, sabía que no lo iba a encontrar allí, Radel era de esos pocos hombres que odiaban el ejercici... ¿o no?

Lo que vio la dejó estupefacta por unos segundos Radel...Radel... ¿Haciendo ejercicio?

Lisa levantó las manos e hizo unas señas para que Radel la viera, pero nada.

Parecía enfocado en lo que hacía, hasta que Lisa grita soltó un gritito ¡Hey, Radel!

Y Radel la miró, por unos momentos Radel la miró nervioso.

Lisa estaba asombrada

Nada es lo que parece pensó para sí misma nada es lo que parece...

UNOS MINUTOS DESPUÉS...

El gimnasio es grande y está divido por secciones, una cancha, una sala de maquinas, otra cancha pero en este caso de Tenis y los vestidores.

Estaba tan sorprendida ¿Radel haciendo ejercicio? ¿Qué querrá?

Lo molestaré todo el día-pensó para sí misma y rió.

Después de unos minutos salió Radel con una pequeña bolsa donde se suponía guardaba la ropa de hacer ejercicios.

-¿Con que señor "no me gustan hacer ejercicio" lo hizo?-. Pregunté retadora.

-¡NO!-.dijo Radel entre risitas nerviosas-. Sólo que... el médico... y la salud... y...

-Ya lo sé-.Corté haciéndome la seria.

Pero al final la seriedad se me convirtió en risa.

-¡Ay Radel!-dije riéndome-. ¿Quién como tú?-dije aún riéndome

Radel asintió fingiendo una risa, una risa preocupada.

OBSESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora