capítulo 14

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El sol comenzaba a declinar en el horizonte, bañando la mansión Chejov en una luz dorada y cálida

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El sol comenzaba a declinar en el horizonte, bañando la mansión Chejov en una luz dorada y cálida. Era uno de esos raros momentos en los que la tensión y la violencia que solían rodear a la familia mafiosa se desvanecían en el aire. En el espacioso estudio de Dimitri, el líder de la mafia, y su joven subordinado, Ethan, se encontraban sentados frente a una antigua mesa de madera. Sobre la superficie de la mesa se extendían una serie de documentos relacionados con el negocio de armas de Dimitri.

La atmósfera en la habitación era tensa pero no incómoda. Ethan se había acostumbrado a la presencia dominante de Dimitri durante su estancia en la mansión. A medida que examinaban los informes, Ethan no pudo evitar notar la tensión en los hombros de Dimitri. El líder de la mafia parecía más tenso de lo habitual, y sus ojos oscuros estaban fijos en los documentos con una intensidad que no pasó desapercibida para Ethan.

En silencio, Ethan cerró el informe que estaba revisando y se inclinó hacia adelante. Extendió una mano con cuidado y comenzó a masajear suavemente los hombros del jefe de la mafia. Sus dedos se movían con destreza, aplicando una presión medida y precisa en los músculos tensos.

Dimitri, sorprendido por el gesto, no hizo ningún movimiento para detener a Ethan. En cambio, cerró los ojos por un momento, permitiendo que las manos del joven hacker hicieran su trabajo. Suspiró suavemente, y la tensión en sus hombros comenzó a disminuir bajo los hábiles toques de Ethan.

El masaje continuó en silencio. Ethan era consciente de la responsabilidad que recaía sobre los hombros de Dimitri y del estrés que conllevaba dirigir un imperio criminal. Sus manos se movían con una suavidad que expresaba empatía y comprensión, algo que pocos se habrían atrevido a mostrar hacia el temido líder de la mafia.

A medida que continuaba el masaje, Ethan no pudo evitar notar el cambio en la expresión de Dimitri. El rostro impenetrable del jefe de la mafia se suavizó, revelando una vulnerabilidad que rara vez se dejaba ver. Sus ojos se encontraron con los de Ethan, y en ese instante, un destello de comprensión pareció pasar entre ellos.

Dimitri no necesitaba palabras para expresar su gratitud. Sus ojos oscuros, normalmente fríos e impenetrables, se llenaron de una calidez inusual. Ethan sintió como si estuviera viendo una parte de Dimitri que estaba oculta para el mundo exterior. La mirada del líder de la mafia se posó en la de Ethan de una manera que iba más allá de las palabras. En esos momentos, Ethan pudo ver algo que rara vez se asomaba en el rostro imperturbable de Dimitri: vulnerabilidad.

El silencio en la habitación era cómodo, roto solo por el suave sonido de la respiración de ambos. Dimitri había permitido que Ethan se acercara a él de una manera que pocos tenían el privilegio de hacerlo. Había una complicidad en ese momento, una comprensión mutua de que, a pesar de sus roles en la organización, eran seres humanos con sus propias cargas emocionales.

Mientras Ethan continuaba el masaje, centrado en los puntos de tensión en los hombros de Dimitri, sus mentes seguían en silencio. No necesitaban palabras para expresar lo que sentían en ese instante. Era un raro momento de intimidad en medio del mundo violento y caótico en el que vivían.

Con cada movimiento de las manos de Ethan, la tensión en los hombros de Dimitri se desvanecía lentamente. La calma y la serenidad llenaban la habitación, y por un breve instante, ambos hombres se permitieron bajar las defensas que habían construido a su alrededor.

Ethan no sabía en ese momento hasta qué punto su gesto de comprensión afectaría la dinámica entre él y Dimitri en los días venideros. Lo que sí sabía era que había logrado algo que pocos se habían atrevido a intentar. Había llegado un paso más cerca del enigmático líder de la mafia, y ese simple masaje en los hombros parecía haber derribado una pequeña muralla que Dimitri había construido alrededor de sí mismo.


A medida que el masaje continuaba, los minutos parecían eternos, como si el tiempo se hubiera ralentizado en esa habitación. Los ojos de Dimitri permanecían cerrados, y su respiración se había vuelto más tranquila. La tensión en sus hombros se desvanecía poco a poco, liberándolo de un peso invisible.

Ethan seguía concentrado en su tarea, sus manos expertas deslizándose sobre la piel de Dimitri. Aunque no podía ver la expresión en el rostro del jefe de la mafia, podía sentir su relajación, su rendición momentánea a un acto de cuidado y comprensión.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Ethan detuvo el masaje con suavidad. Levantó las manos de los hombros de Dimitri y retrocedió ligeramente en su silla. Los dos hombres se miraron, y aunque no necesitaban palabras, una conexión silenciosa parecía haberse forjado entre ellos.

Dimitri abrió los ojos lentamente, revelando una mirada más tranquila y menos imponente. La tensión que había estado presente al comienzo de su reunión se había disipado. Ahora, los dos compartían un secreto, una muestra de vulnerabilidad que había unido sus mundos de una manera inesperada.

Sin pronunciar una sola palabra, Dimitri asintió en agradecimiento a Ethan. Era un gesto sutil, pero en el contexto de su relación, tenía un significado profundo. Ethan respondió con una sonrisa igualmente suave y se inclinó hacia atrás en su silla.

La conversación sobre los informes y los negocios continuó, pero algo había cambiado entre los dos hombres. Había una comprensión tácita de que, bajo la fachada de líder impenetrable y subordinado obediente, eran seres humanos con sus propias cargas emocionales.

A medida que avanzaba la noche y la discusión sobre los asuntos de la mafia continuaba, Ethan no pudo evitar sentir una creciente conexión con Dimitri. Había visto un lado de él que pocos tenían la oportunidad de conocer, y esa visión lo dejó con una sensación de complicidad que trascendía las fronteras de su estricta relación laboral.

El silencio en la habitación ya no era incómodo, sino un recordatorio de que, a pesar del mundo oscuro en el que vivían, aún había espacio para la empatía y la humanidad. Mientras Ethan continuaba trabajando junto a Dimitri, tenía la sensación de que, en el futuro, su relación podría volverse aún más compleja de lo que jamás hubiera imaginado. Y aunque no sabía dónde los llevaría ese camino, estaba dispuesto a seguir adelante.

Cautivo por La Mafia  [boyxboy®] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora