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—Y eso es básicamente lo que está pasando en casa desde que te fuiste. Mama es una insoportable—se quejo, llevando un pedazo de pastel a su boca.

Antes de salir había llamado a madre, haciéndole saber que Kate se encontraba conmigo y que no iba a permitir que ni siquiera intentará desposarla con alguien, y Por supuesto a ella no le agradó la idea de que me estuviera entrometiendo en sus planes; pero no me iba a quedar de brazos cruzados viendo como destrozaba la vida de mi hermana como lo hizo con la mía. Le dije que para eso me iba a casar con Nick, para que ella tuviera su cochino dinero y dejara a Kate fuera de esto. También le dije que ella se iba a quedar unos cuantas semanas conmigo, recuperando todo el tiempo perdido, a ella no le encantó la idea, pero, de igual forma no se opuso a mi decisión porque sabía que contra mi no podía pelear.

—Encerio siento que tuvieras que pasar por todo eso. Siento haberte dejado sola con ella, Kate.

Apartó el plato para poder agarrar mis manos, dándole un leve apretón.

—Katherine, yo más que nadie sé que no me querías dejar—aclaró, dándome leves caricias con sus dedos—sé que mamá te obligó a irte. ¡Ella te vendió!

Suspire. Era cierto, me había vendido a Nick. Si yo me casaba con él
iba a darle dinero a mi madre, cómo una forma de "ayudarla" pero claro, eso era una fachada para su moral. Él estaba pagando por lo que compró, y por eso lo aborrezco tanto.

Yo solo tenía diecisiete años y él ya tenía sus veinticuatro cuando me compro. Cuando mi propia madre me dejó con un complemento extraño. Cuando más necesitaba de ella, simplemente se le hizo más fácil venderme que criar a una hija más.

Para ella siempre ha sido una forma de conseguir dinero. Durante toda mi vida me ha obligado a trabajar, salía de la escuela al trabajo, hasta llegaba a tener dos trabajos a la vez, y cuando apareció un buen comprador ella no dudo en sacarme de la escuela y prepararme para él, prometiendo que desde ese día las cosas iban a cambiar para todos.

Ya son nueve años con los que estoy con Nicholas, nueve años en los que desperdicie en él.

Cuando cumplí veintitrés él me pidió matrimonio, y claro, aunque yo quisiera negarme no podía, ya que como dice mi mamá yo fui hecha para él... Fui vendida para él. Pero de cierta manera le tengo un pequeño aprecio, ya que fueron ocho años a su lado. Él me tuvo paciencia cuando llegue a su casa, consolándome cuando lloraba hasta quedarme dormida porque extrañaba a mi madre y mi hermanita. Yo solo era una niña.

Aún recuerdo como si fuera ayer la vez que un empleado de Nick me fue a buscar, ya que él no tuvo la decencia de ir por mí. Le había rogado que no me llevará, le había rogado a mi madre que noe dejara ir, que si ella quería dinero yo se lo podía conseguir trabajando el doble, pero eso no le importó en lo absoluto, ya que con una mirada fría me golpeó, diciéndome que como podía ser una egoísta como para no pensar en ella y en Kate, obligandome a ir con él. Yo solo era una niña cuando todo paso, una niña que necesitaba a su madre.

Ahora tengo veintiséis y no la necesito para nada.

—No hablemos de estás cosas, mejor cuéntame, ¿Cómo va la universidad?—cambie rápidamente de tema al sentir como mis ojos se cristalizaron y mi corazón comenzó a latir fuertemente.

Ella se percató de aquel cambio de tema, pero de igual manera no dijo nada, en su lugar se encogió de hombros luciendo desinteresada, llevando su atención otra vez al plato con su postre.

—No te mentire... Es un asco. Creo que la dejaré.

—Oh, vamos Kate, ¿Te rendirlas así de fácil?

—Sip.

Rodé los ojos un poco irritada.

—Bien, si quieres hacer eso respetaré tu decisión, pero no quiero que en el día de mañana te arrepientas.

Provocative Game; Tom Kaulitz PAUSADA TEMPORALMENTE ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora