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Conociendo

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Max se mantuvo abrazando a Checo un rato más, mientras había una conversación entre los del staff y la nueva ingeniera.

—y bien Marck, algo que nos quieras contar? —le preguntó una ingeniera que estaba recostada en su silla de playa—

—cualquier cosa? —Marck sonrió, pues tenía una anécdota que deseaba contar—

—claro! Aquí todos nos gusta el chisme, como diría Checo — respondió la misma chica, usando una palabra que había aprendido del piloto Mexicano—

—ok, entonces... Les contaré algo que hice a los 6 o 7 años —se acomodó en su silla, para empezar a contar el chismesito— en mi salón había un niño que no me dejaba de molestar, me jodía cada que tenía oportunidad

Todos pusieron atención, pues querían saber si la pequeña Marck hizo algo para defenderse.

—yo no lo acusaba con la maestra, simplemente porque sabía que no iba a servir de nada, solo me enojaba con él y nada más, —esbozó una sonrisa lentamente— pero obviamente llegué al límite de mi paciencia un día, estábamos en el recreo y él me estaba jodiendo como siempre

Checo puso atención a todo lo que decía Marck, sin necesidad de tener que mirarla, prefería acariciar el cabello de Max, que seguía abrazado como un koala a su cuerpo.

—no recuerdo que estaba haciendo él exactamente, pero fue algo que me molestó mucho, así que decidí jalarlo del brazo y... —Marck se empezó a reír, para ella era muy divertido recordar eso— le mordí el brazo, lo hice tan fuerte que él empezó a llorar, y le dejé un moretón con la forma de mis dientes ahí —su sonrisa no desaparecía— nunca me volvió a molestar y acabé dándole miedo a ese niño, ah, y obtuve una fama de niña loca y violenta

Todos tenían una sonrisa y risa nerviosa, pues les había dado un poco de gracia que todo eso lo hizo una niña de 7 años.

—y... Seguiste con esa fama? —preguntó Max, sonaba muy tranquilo, pues abrazar a Checo lo hacía sentir seguro—

—en sexto de primaria estuve a casi nada de cometer crimen de odio contra un compañero de clase, lo iba a hacer con unas tijeras afiladas y una roca puntiaguda, así que diría que sí, creo que durante toda la vida que llevo sigo con esa fama, al menos en mi círculo social —dijo, preocupando un poco a todos—

—no nos harás daño a nosotros, verdad? —preguntó Christian serio, quién estaba detrás de la silla de Marck—

La mayoría se preocupó de lo que fuera a decir Marck, viendo su posición estaba en riesgo de un futuro despido, incluso si acabase de llegar. Checo se estaba aguantando una risa.

—mientras no me molesten, no me quiten mi café, ni me interrumpan al comer o dormir, andamos bien jefecito —dijo con humor— además, ya puedo controlar mi enojo, no hay de qué temer!

Christian la miró con duda y una falsa molestia, le hacía gracia como Marck se le dirigía, pero mantenía una cara seria y molesta, por dentro se estaba cagando de risa—

—está bien, mientras no le hagas nada a Maxito o a Chequito todo bien —dijo Horner, usando diminutivos para referirse a sus pilotos —