Capítulo Cuatro: El Gran Genio

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Cuando MK recobró la conciencia se encontró tosiendo, con la boca seca y el cuerpo adolorido, el suelo de piedra sobre el que yacía su cuerpo le dio escalofríos. Sentándose hasta que sus pies descalzos pudieron sostenerlo sobre sí mismo.

—Nuestro invitado finalmente ha despertado— anunció una voz grave oculta en las sombras, el chico trató de enfocar su vista, topándose con un par de ojos morados que lo miraron con desprecio. Como si fuera una serpiente, la figura se deslizó por las sombras hasta llegar frente al muchacho, MK retrocedió, conocía a ese hombre por los festivales o apariciones del rey.

—Eres el visir— murmuró con cuidado, algo en ese demonio le daba un mal presentimiento. El mono se burló malvado, dándole la espalda mientras invocaba su bastón.

—y tú, una sucia rata de alcantarilla, te he estado vigilando, Xiaotian— el chico dio un paso hacia atrás, atento a la mirada aburrida del visir.— ladrón de calles y bazares, traes vueltos locos a los guardias, una basura de tu nivel debería haber sido condenado a la horca desde hace mucho, pero eres bastante... escurridizo— enunció, dando vueltas alrededor del chico.

—¿Qué es lo que quiere?, ¿matarme?— MK tomó coraje, encarando al visir con una mirada seria.—hágalo si quiere, pero deja en paz a Mei, no te atrevas a tocar a amiga— la carcajada que le siguió al visir le hizo confundir bastante, como si hubiera dicho una broma sumamente divertida, su actitud le estaba poniendo de los nervios al humano.

—¿Lastimar a la princesa?, oh no, jamás lo haría— se burló con sorna, el estómago de MK se cayó al piso.

—¿Prin..cesa?— preguntó confundido, bajando su vista sus manos, el visir pareció regodearse con su abatimiento.

—¿Vas a decir que no lo sabías?, me reconociste a mí de inmediato, ¿y a la hija del rey no?— exclamó con ironía, sonriendo con cinismo.—eres bastante denso—

—pensé que era una de sus damas— alegó el muchacho, apretando sus puños, el demonio de las sombras apareció detrás de su espalda. 

—Oh, pobre ingenuo, ¿Sabes que podría acusarte de secuestro?— sonrió, sus manos cayendo sobre los hombros del chico, quién se tensó.—No creí que fuera tan fácil traerte hasta aquí— el demonio continuó, enojando cada vez más a Xiaotian.

—Sí, sí, soy un idiota, ¿ahora qué?— resopló, el visir levantó las manos en un falso gesto de paz.

—Cálmate, soldado— tarareó.—Soy un hombre benevolente, pero la misericordia no es gratis— MK lo miró con sospecha.— si estás dispuesto a luchar por tu libertad, te propongo un trato— sonrió oscuramente, alargando su mano en dirección al chico.

"y después te mataré de todas formas" pensó en su interior.

—Escucho— murmuró el más joven, negándose a estrechar la mano del visir.

—Entrarás a la cueva de las maravillas, y me traerás un objeto que perdí hace mucho, una vieja lámpara que perteneció a mi familia— mintió, el niño no necesitaba saber la realidad del asunto. Esto sólo hizo que MK sospechara más, algo dentro sí le gritaba que corriera, que lo que sea que estuviera planeando el visir no era nada bueno.

—¿Por qué no entras tú?— preguntó envalentonado. —o alguno de tus soldados, ¿por qué tengo que ser yo?— fue directo, escaneando cualquier reacción del visir, quien sólo lo miró con irritación.

—Evidentemente no puedo entrar yo, de lo contrario ya lo hubiera hecho—exclamó con hartazgo, recobrando la compostura mientras tomaba un viejo libro de su anaquel, MK no pudo entender el título, no ver lo que el demonio estaba leyendo. —¿y por qué tú?, bueno, tienes bastantes problemas con la justicia, sólo pensé que tal vez valía la pena no decapitarte, pero si insistes...

Cuentos de Arapolis: El gran genio y el visir de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora