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¿El clima siempre había sido tan brutal? Podría jurar que incluso el granizo estaba a punto de caer. Ah, realmente era época de lluvia y frío. Un frío julio.

Dooshik empezó a subir las escaleras con el botiquín en mano. Ya había cerrado las persianas y apagado las luces del piso inferior; secó el suelo y lavó los trastes que Dan y él usaron. La ropa mojada estaba siendo llevada en una canasta en su otra mano para lavarla y secarla en su casa. Aunque siendo honesto, la ropa del muchacho... Realmente no creía que pudiera volver a usar algo de eso; la camiseta blanca estaba rasgada desde el cuello hacia poco más abajo del pecho, el hoodie estaba sucio y con cortes y el pantalón era lo más salvable, aunque estaba roto en las costuras inferiores. Y ni hablar de los zapatos, estaban absolutamente destrozados...

¿Una persona en esas condiciones? ¿Qué le había pasado? A lo mejor... No, no era posible, pero seguía siendo increíble ver a alguien en tan mal estado. Fingió no darse cuenta, pero el rubio estaba terriblemente flaco y las clavículas prácticamente saltaban de su piel. Además, estaba lleno de moretones y marcas que prefirió no mencionar.

Rascó su nuca mientras abría la puerta. ¿Estaba bien involucrarse tanto? No le incumbía, solo estaba tratando de ayudar. Esa parte suya era difícil de ignorar.

Ayuda a los más débiles y protégelos. Era natural cuidar de alguien que se veía así, ¿no?

Entró a su casa y buscó a Dan con la mirada. No fue difícil hallarlo. Él estaba sentado en el sofá de la sala en total silencio, mirando por el ventanal con unos ojos vacíos, como si no estuviera allí realmente. Terriblemente quieto.

Lo dejó ser, debió ser un día difícil para él después de todo. Dooshik se movió silenciosamente y llevó la ropa a la lavandería del officetel. Suspiró al ver que realmente el hoodie y la camisa no podían ser salvados y los tiró. Le informaría a su visitante luego.

Salió tras encender la lavadora y Dan seguía exactamente en la misma posición, pero ahora estaba temblando. Las alarmas saltaron al instante y quiso acercarse con el botiquín solo para notar que su compañía estaba llorando.

Las lágrimas suaves caían por las flacas mejillas como pequeñas perlas. Era un llanto amargo que no emitía sonido, pero que transmitía dolor.

Optó por quedarse quieto y escondido en silencio dejando al otro desahogarse. Lo entendía. Llorar frente a un desconocido era un poco... Demasiado.

No pasó demasiado hasta que el llanto paró.

– Dan-ssi, te he traído un botiquín –. Cuando las lágrimas pararon, fingió salir tranquilamente del pasillo con la caja en mano, haciendo la vista gorda de los ojos rojos y el rastro acuoso bajo ellos –. Lo dejé antes para tí, pero supongo que no lo notaste.

– Oh, gracias, Ahjussi –. El joven tomó el botiquín y lo abrió con cuidado.

"¿Ahjussi? ¿Me veo tan mayor?" Oh bueno, probablemente era un fisioterapeuta recién graduado o con poco tiempo de estar ejerciendo; ¿tal vez tendría unos 23 o 24 años? Él ya tenía 25, entonces no entendió el porqué de ese honorífico. Lo dejó pasar y se dirigió a su habitación en busca de alguna manta y almohada para el chico sin mediar palabra.

Dan vió la silueta del amable hombre desaparecer y suspiró. Estaba siendo realmente bueno con él, ¿pero por qué...?

Sacudió la cabeza con una fuerte negación. No, no debía pensar y dudar tanto de él, lo estaba ayudando y no le había pedido nada a cambio. Incluso aunque fuera difícil de creer, no pensaba que el pelioscuro fuera una mala persona o alguien de segundas intenciones. Necesitaba que no lo fuera.

Revisó el botiquín para distraerse y curar lo que debía ser curado. Le sorprendió ver que era bastante completo, no faltaba nada y estaba pulcramente ordenado, ¡incluso había un pequeño espejo ahí dentro!

Tan satisfactorio de ver.

Tomó lo que necesitaba y empezó a aplicar el ungüento y las vendas. Ya había visto su apariencia en el baño anteriormente, pero viéndose nuevamente solo pensó en lo terriblemente miserable y desaliñado que se veía. ¿Por qué siempre le pasaban esas cosas? La desdicha y mala suerte parecían tenerle maña.

Dooshik apareció poco después con una manta y una almohada. Lo vió mover los labios y decir un par de cosas, pero no lo escuchó, su mente estaba pidiéndole a gritos que tomara un descanso físico después de un día tan duro. Dijo "buenas noches" al contrario y se acomodó en el cómodo sofá.

Su mente y emociones eran un lío. Lloró, gritó y pataleó; tristeza, furia, rabia, vergüenza y pena, todo tipo de emociones y escenarios se repitieron en su cabeza que parecía pedirle algo y hacer lo contrario. Estaba tan cansado, tan agotado que ni siquiera sabía cómo reaccionar ante la situación actual.

Una vez que vuelva a despertar, ¿qué se supone que haga?

Y con la lluvia y truenos retumbando, cayó dormido después de rememorar el día tan fatal que había pasado.

Kintsugi || DanShikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora