11

1.3K 223 9
                                    

Una pequeña historia, eh.

Mentira.

Su cabeza dolía después de oírlo absolutamente todo. Era cierto que era el tipo de cosa que debía oír de la misma persona, pero esta situación era diferente; su mentalidad ahora era diferente.

Jaeil le dió una habitación y le dijo que era libre de quedarse esa noche. Lo aceptó en silencio porque no sabía con qué cara miraría a Dooshik ahora que lo sabía todo.

Su familia, sus problemas, su pasado, sus amantes. Todo parecía quebrar su frágil mente como piedras cayendo de un acantilado y rompiendo la calma del mar. Su cabeza y corazón se sentían agitados por toda la información recibida.

La lágrimas finalmente cayeron por sus mejillas y mordió sus labios con fuerzas para que nadie escuchara sus sollozos desconsolados.

En esa solitaria habitación no había nada ni nadie capaz de darle consuelo.

El hombre que amaba tenía un pasado terriblemente turbio, y a decir verdad, le asustaba. Los reportes con cada acción que tomó estaban a su alcance, pero tenía demasiado miedo de leerlos.

¿Qué es lo que había hecho? ¿Qué tanto cambiaría la imagen que tenía de Dooshik? Sus manos temblaban. Estaba aterrorizado y destrozado, como si estuviera aferrándose a una mentira con desesperación para terminar soltándola repentinamente.

Dooshik cocinaba mariscos deliciosos, se reía de casi todo, era divertido y le gustaba tontear; no toleraba la comida picante ni el alcohol; trataba a todos amablemente y los apoyaba constantemente.

Pero Kang Dooshik estaba metido en la mafia, fue un acompañante y se manchó las manos de sangre más de una vez; torturó y chantajeó a personas y las eliminó si abrían la boca.

Estas dos personalidades coexistían en una sola persona, pero para Dan era terriblemente complicado entender o aceptar en ese momento.

Porque es imposible simplemente aceptar una verdad que contradice todo lo que conoces.

Además, había un nombre que Jaeil mencionó, pero no acabó de contarle sobre esa persona porque lo llamaron.

Jin Jooha, ese fue el nombre que sus labios repitieron por lo bajo.

Un nombre suave y delicado que evocaba calma. Pensando en quién era, recordó la foto en la habitación de Kang, ¿podría ser él? Entonces, ¿ellos dos eran pareja?

¿Qué pasó con él?

Se armó de valor y con el cuerpo tembloroso tomó los documentos y se acurrucó en la cama. Tomó aire y preparó su mente para todo lo que iba a leer porque sentía que el peso de los documentos en sus manos no sería nada comparado con el peso que cargaría su mente luego de leerlos.

"No puedo evadir la realidad siempre..." Y con una mano trémula, abrió la primera carpeta.

金継ぎ

¿Dónde está? ¿A dónde fue?

Fue desconsiderado y grosero con su hyung; las acciones de los últimos días y sus últimas palabras fueron dolorosas y olvidó por completo lo mucho que podían afectar a Dan.

Lo lamentaba y se resentía por lastimarlo de esa manera, por asustarlo y hacer que huyera.

Lo buscó con los demás empleados, preguntó a todos los vecinos e incluso llamó a un par de personas, pero no hubo nada.

Dan desapareció como si nada.

La ansiedad aumentaba con cada hora que pasaba y en la que su hyung no mostraba ni un solo rastro. Su teléfono y billetera estaban en casa, así que no tenía idea de cómo se había movido tan lejos.

Un sentimiento familiar empezó a surgir de nuevo, desesperación.

Dooshik estaba muy familiarizado con esa emoción, después de todo ya había pasado por la misma situación dos veces y no tenía pensado pasar por una tercera. Quería hacer las cosas bien ahora; pensó tanto en la pregunta de Jaeil y tenía una respuesta.

Sí, amaba a Dan, lo quería y adoraba; sin embargo, también era cierto que no podía dejar ir aún el recuerdo de su perla que seguía latente en su vida y en su mente. Lo amó tanto que sacrificó demasiado de sí mismo y seguía recomponiéndose de su pérdida.

Y aún así, estaba aferrándose con uñas y dientes a los dos, siendo egoísta y creyendo que podía abarcarlo todo. Y él lo sabía, por supuesto que lo hacía. Si Dan supiera eso, ¿qué diría de él?

Lo amaba, pero no podía dejar ir a su antiguo amor.

"Soy un asco" repitió en su cabeza mientras volvía al restaurante. Se despidió de los preocupados jóvenes y los animó diciendo que pronto su rubiecillo volvería. Se animó diciendo que así sería.

Cerró todo y apagó las luces del local, subiendo con pesadez las escaleras a su hogar. El picaporte se sentía helado y al abrir la puerta no hubo un "hola" ni un "buen trabajo", solo oscuridad y silencio total.

"Me lo merezco".

Y con la pesadez de su corazón, abrió una botella de alcohol y comenzó a beber.

Kintsugi || DanShikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora