Kintsugi || DanShik

Epílogo

"Dejarte ir nunca fue fácil. De hecho, es algo que jamás se me cruzó por la mente.

Te escribo hoy para poner un punto final en nuestra historia. Con mi corazón y mente que te aprecian, me atreveré a decir todo aquello que pasa por mi ser.

El camino no ha sido fácil; he deseado rendirme innumerables veces y he deseado vivir todavía más veces. Cuando te fuiste, mi mundo entero se vino abajo; mis ideales, mis metas, mi propósito, mi sueño... Todo aquello que construí a tu alrededor se derrumbó.

Yo también me derrumbé.

Te amaba tanto que cuando te perdí, me perdí a mí también.

Me atormenté hasta el cansancio. Lloré, grité y destrocé; me culpé y pensé en mil y un formas en las que podría haberte salvado. Ahora sé que no tenía manera de evitarlo.

Cada día que pasaba era un martirio. Sin un propósito ni volutad, pensé en morir como la respuesta a todo. Pero pensé que hubieras odiado eso y me aferré a los trozos que me quedaban de tí: el restaurante que erigí para que pudieras tenerlo todavía permanecía aquí.

Trabajé en él; día y noche, aprendí a hacer las mismas comidas que tú hacías allá. Obtuve muchos cortes en el proceso, pero lo conseguí y abrí Sashimi Premium después de poco.

Fue un alivio cuando empezó a funcionar realmente bien.

¿Sabes? Deseaba que este lugar funcionara porque me recordaba tanto a tí y quería enorgullecerte, hacer que lo que hice a tu nombre tuviera éxito.

Fue así. Funcionó bien y no esperaba nada más; esta era la vida que deseaba llevar hasta mi muerte.

Pero creo que pensaste que estaría demasiado solo y deprimido, ¿no es así? Entonces me enviaste a un ángel para que me cuidara y permaneciera a mi lado.

Cuando apareció, me recordó a mí mismo: solitario y miserable, totalmente destrozado. Lo reflexioné y decidí ayudarlo porque es lo que me hubiera gustado que hicieran por mí cuando era más joven. Me contó su historia y pensé en mi hyung, quien ya se había ido, y estuve decidido en que no podía dejarlo ir porque conozco ese dolor y el tormento que genera; si lo ignoro y lo echo de aquí, ¿Vivirá de una forma peor? ¿Qué va a pasarle?

Cuidé de él y lo conocí día a día; era amable y algo cohibido (pero por supuesto que era entendible el porqué), siempre trataba de ayudar en todo lo posible y, de algún modo, terminó trabajando junto a mí en el restaurante.

Dejarlo entrar a casa y al restaurante se sintió como abrirle mi mundo a alguien más y permitirle observarme desde el interior.

Lo pensé muchísimo; su presencia tímida era agradable y sus palabras siempre tan consideradas y dulces eran como un respiro para mí, que me sentía sofocado por tu pérdida, con la que me había acostumbrado a vivir.

Tal vez fue porque él era muy ameno y tierno, o porque yo me había aislado por tanto tiempo, pero empecé a pensar en él de otra forma. Me empezó a gustar y ese gusto se convirtió en un enamoramiento.

Sentí que todo a mi alrededor desapareció, incluso mis pensamientos, porque él empezó a llenarlo todo. Nuestras rutinas empezaron a combinarse hasta que se fusionaron por completo; las conversaciones eran fluidas y cómodas; salíamos cada vez que podíamos y nos reíamos muchísimo.