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"Ogro" La sola palabra, provoca escalofríos en quien la escuche y a la vez, provoca una sensación de adrenalina, en quien se atreva a pronunciarla.
De acuerdo con las leyendas y la mitología de Dreamland, los ogros pertenecen a una raza de humanoides, físicamente sobre desarrollados, cuyo tamaño y fuerza sobrepasa descomunalmente a la de un ser humano.
Sus rostros son fieros y llenos de marcas, ya sean de nacimiento como sus típicas verrugas cutáneas o ya sea por marcas de guerra, consecuencia de algún salvaje enfrentamiento.
Pero su apariencia física no es su atributo más atemorizante, los ogros son considerados como seres irracionales, se cree que son crueles, despiadados y que han perdido todo sentido de compasión, especialmente por los humanos.
Sim Jaeyun, sintió su mundo venirse abajo, cuando su tío, el Rey Hyungwon, le dijo que debía cumplir una "misión de vital importancia" para su Reino.
«Tu vida, a cambio de un Tratado de Paz definitivo con esos salvajes, dejarás de ser la vergüenza del Reino, para convertirte en un símbolo de amistad entre dos especies enfrentadas»
¿Cómo negarse a tan fatídico destino?
Los rumores que escuchaba acerca de su futuro en manos de su tío, eran aún peores que esta cruel sentencia.
Se convertiría en un juguete, un objeto más para esos seres que tildan de crueles e irracionales, pero al menos, al menos seguiría vivo y lejos del ser que destruyó el amor de sus padres.
Su traslado no fue nada pomposo ni ceremonioso como alguno de los matrimonios arreglados de sus parientes, una carroza negra y un vendaje que cubría su vista, para evitar que recuerde el amigo que lo lleve de regreso al Reino de Dreamland.
Un par de manos ásperas y una voz poco agradable lo guían a la que se convertiría en su habitación. —Puedes quitarte el vendaje cuando te sientas listo "Príncipe Semi Elfo", el hijo de nuestro Rey, se hará cargo de darte la bienvenida.
"¿Sentirme listo? Eso es imposible" Se dice a sí mismo, antes de liberar sus orbes marrones y quedar completamente sorprendido.
La habitación de enormes ventanales, exquisitamente decorada le recuerdan al que un día fue su hogar.
Estantes llenos de libros, llaman de inmediato su atención, la bandeja de alimentos en su mesa de té, no tiene nada que envidiar a las meriendas que solía disfrutar, luego de una lección de literatura o de historia.
