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TIEMPO; Desconocido

El tiempo fue relativo en su pequeño mundo. Todo a su alrededor no valía nada, sus grandes ojos miraban con un enorme anhelo la pantalla que estaba frente a él. Era lo único que había en su vida. Todo lo que conocía.

No había nada más, no conocía a nadie más. Solamente aquella pantalla que una persona transmite, la pantalla era lo único que conocía, además de la voz que estaba detrás de ella.

Pero hoy era un día diferente, no había voz alguna. No había nada en la televisión, simplemente la pantalla estaba apagada. Por primera vez en su corta vida, no tenía nada.

Observó preocupado las paredes a su alrededor, nunca antes les había prestado atención. Pero ahora se sentía como si estuvieran demasiado cerca de él. Lo estaban asfixiando, podía ver cómo se iban cerrando con lentitud. Lo querían aplastar.

Intento moverse, pero el simple hecho de intentar ponerse de pie fue una tortura inmensa, las vendas alrededor de su cuerpo se presionaron con más fuerza. Gimió de dolor, su cuerpo fue demasiado débil desde su nacimiento.

La voz detrás de la pantalla había mencionado la enfermedad una sola vez. Fue educado por la pantalla. No había nada más en su vida que eso.

Entonces, un estruendo sacudió la zona, se alarmó, entró en pánico. Entonces, se levantó, le tomó toda su fuerza de voluntad hacerlo, se tambaleo un poco. Estaba sufriendo. Dio un paso, tenía que huir, un segundo paso lo hizo vacilar, ¿pero a donde? No tenía nada más en esta vida.

Un segundo estruendo lo hizo caer, apretó los dientes al sentir el dolor recorrer su cuerpo. Pudo sentir como su tobillo se había fracturado, fue una suerte que su cadera siga intacta.

Entonces la puerta se derribó, levantando una gran cantidad de polvo, el chico miró con ojos abiertos la figura imponente que se adentraba al lugar. No tenía una sonrisa en su rostro, sino un enorme ceño fruncido.

Pareció darse cuenta de que había un espectador, debido a que su rostro se suavizó al verlo. Estiró su mano para tomarlo, pero al ver todas las vendas retrocedió un poco.

Sentía que el chico era un vaso demasiado delicado, como si un simple toque fuera más que suficiente para romper aquel vaso. Así que dejó de respirar por un momento y se arriesgó, tomó al chico en brazos. Pudo ver su tobillo roto, con pasos lentos. Se alejó del lugar. Tenía que actuar como héroe.

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"¡Delegado!"

"¡Naruto-San!"

Una sonrisa nerviosa se asomó en sus labios, tenía varios de sus compañeros a su alrededor. Todos ellos hablaban al mismo tiempo. Solamente escuchó en silencio las peticiones de sus compañeros.

Entonces una voz estruendosa se escuchó desde el otro lado de la clase.

"¡Aléjense extras!"-La voz atronadora de una chica espanto a todos los compañeros que rodeaban al rubio.

El chico solamente le dio un saludo de agradecimiento a la chica. Katsuki Bakugou, una chica de 160 cm de altura, tenía un rostro fruncido mientras miraba a los demás. Su mirada se fijó en la del rubio y volvió a sus deberes.

Soltó un suspiro de alivio, era estresante lidiar con sus compañeros de clase en algunas ocasiones. Entonces pudo escuchar como la puerta se abría abruptamente.

"Tenía que ser ella"-Gruño en su garganta la rubia ceniza. Sus ojos rojos miraban con dagas a la recién llegada.

Los ojos azules se iluminaron en reconocimiento al verla. Llevaba un cabello verdoso hasta los hombros, su pecho se agitaba con su respiración agitada. El sudor bajaba por su mejilla pecosa y los ojos verdes lo miraban con alegría. Una sonrisa se formó en sus labios al ver al rubio.

Amor a prueba de QuirksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora