Carta doce

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Mi amada Diana

El día que recibí aquella llamada de tu hermano, sostuve entre mis manos la caja con el precioso anillo con el que te pediría matrimonio. Nunca creí en eso. Jamás pensé que conocería a alguien que me haría desear tener una familia, vivir aquel sueño de desposar a la mujer indicada.

La misma noche en que planeaba como hacerlo; fue la misma noche en que te perdí. Jamás entenderé porque se me arrebata a las personas que más amo.

Soñé un par de veces contigo, en uno de aquellos sueños te miraba acariciar esa barriga con nuestro futuro bebe. Te veías tan hermosa. Teníamos nuestro propio hogar alejados de todos, éramos solamente nosotros.

Eran sueños que se sintieron tan reales que pensé que al despertar me encontraría con aquello... Sin embargo, solo encontré una habitación triste y vacía.

Tuyo Nicolás

Adiós mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora