Capítulo 3

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Y días pasaron, el unicornio negro con paso quedo, atravesando llanuras. Su propósito, ninguno, solo seguir y seguir hasta alguna tierra en donde nadie más lo persiguiera.

Pero el Diablo siempre rondaba, respirando en su nuca, y el forajido podía sentir su presencia. Y a veces se le presentaba como un fantasmal caballo blanco.

Lo sabía, era el Diablo.

Gilberto miraba sobre su hombro, y nunca encontraba nada, pero ahí estaba.

- Sé que estás ahí - le dijo a la nada- Solo soy un pistolero, solo eso he sido en mi vida. Si vienes a cobrarme cuentas, pues aquí estoy-

Y se quedó esperando largo rato y solo arboles secos y cactus eran sus espectadores. Una ráfaga de viento le respondía, entonces se dio la vuelta para continuar su camino.

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Una noche, no muy lejana, al fin lo veía y no había duda de que estaba allí, el caballo blanco, no podía estar loco.

-Ahí estás ¡Vienes por mí! ¿No es así?- le gritó -Yo sé que vienes por mí-

Y la figura se difuminaba, otra vez, en una noche muy oscura cuando las colinas solo eran negrura. Y lo dejó en paz.

El forajido no tenía más que continuar, y había perdido el sentido de orientación pues había cruzado a territorios que no había transitado antes. Solo esperaba que no hubieran más pueblos limitándolo, rodeando las extensiones de terreno y desiertos.

Y de vez en cuando, el caballo blanco se aparecía en una colina, como una figura difuminada. Así que ya no viajaban solos.

-¡Aquí estoy! Si vienes a llevarme al infierno ¡Aquí estoy!-

Jadeando, tenía sed, y estaba muy cansado ya.

-Lo acepto. Llévame ¡Pero me iré de este mundo envuelto en gloria!- y fue lo último que dijo.

Los rostros de los habitantes de Agujero Fangoso pasaban uno a uno frente a sus ojos. Esos y los de muchos otros pueblos. Rostros aterrorizados ante el cañón de su Colt.

El forajido era perseguido por cientos de almas, fuera a donde fuera.

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La noche llegó y Gilberto muy cansado, pero no encendería fogata, ni tampoco dormiría. Él y Diamante Negro marcharían bajo las estrellas, sin parar.

Alma ForajidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora