Cuánto tiempo pasó, no se sabe, pero el forajido al fin se quedó dormido y la oscuridad lo cubrió todo.
Las colinas como figuras negras guardando el valle, parecían gigantes, y a medida que salía el sol, se espantaban todos esos mundos nocturnos.
Gilberto abría los ojos y entonces supo que en algún lugar se habían detenido, y él se había quedado dormido.
Y su unicornio estaba allí parado enfrente, observándolo. Pero... empezó a notar que... ¡No era Diamante Negro! ¡Su unicornio se había convertido en un caballo blanco!
Y un destello de luz golpeó sus ojos, y se los restregó muy seguro que debía seguir soñando. Tenía que ser un sueño, pero el sol matinal reflejándose sobre el acero le recordaba que estaba ahí muy despierto.
-Nunca habías sido tan dormilón. Pero ya veo que te has vuelto algo lento y flojo-
Gilberto no se movió, tenía el cañón reflejante apuntándolo directamente entre los ojos.
-Muy bien, aquí estás - dijo al fin -Siempre fuiste tú - con los ojos abiertos y muy despierto, viendo claramente la escena delante de él. El jinete del caballo blanco apuntaba su pistola rígido como una estatua maldita.
-Así es-
-¿Cuánto hace que me encontraste?-
-¿Ya para qué quieres saber eso?-
Gilberto se encoge de hombros. Entonces suspira y empieza a moverse otra vez, apesar de la amenaza. Se pone de rodillas, y se levanta, recoge su casaca, y su sombrero. Con tranquilidad.
Y contrario a lo que se pudiera pensar, el jinete baja su arma.
-¿Qué crees que puedes hacer ahora? - le dijo disimulando un enorme cansancio.
Gilberto terminó de vestirse, colocar el sombrero...pero su bandolera estaba lejos, notaba. Ahora entendía por qué el jinete no se inmutaba.
Se voltea y enfrenta a su captor, con la mirada oculta bajo el sombrero. Y al bajar el cañón, otra pieza de metal destellaba frente a él.
Era la insignia de Sheriff que portaba el jinete.
-No sé, Christian, tú dime- le respondía.
-Bien- el jinete se acomodaba en su silla -Hacerlo por las buenas es lo mejor-
-Tú sigues con tu pantomima, Christian-
Al oírlo, Christian le señala su insignia de Sheriff con el cañón de su pistola.
-¿Dónde está mi pistola? ¿Qué hiciste con ella?- Gilberto pretendía que Christian jamás pusiera su interés sobre la alforja que llevaba la silla de Diamante Negro. Notó que su unicornio estaba atrás, con las riendas atadas a un tronco seco.
Entonces Christian alzaba su brazo, y llevaba la bandolera de Gilberto en su mano.
No le quedaba más que entregarse, por las buenas, tal como Christian le había dicho.
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Alma Forajida
FantasyUn pistolero solitario debe reencontrase con su pasado, mientras vaga perdido por un Monte Solitario de una realidad alterna. 🤠🤠🤠🤠🤠🤠 "Alma forajida" es la segunda Historia F8