No recordaba la última vez que me levanté temprano por cuenta propia. Me levanté incluso antes que Millie. Tomé ciertos objetos del arsenal que traje conmigo de Londres y sin pensarlo mucho, me dirigí hacia el centro comercial y compré el primer traje que ví. No me gustaba mucho vestir formalmente, pero sería un buen camuflaje. Además, a Nala le habría encantado verme con algo diferente a las "eternas batas arrugadas y con manchas de café". Una vez equipado con el traje, la identificación y un café, emprendí la caminata hacia el edificio Diplomático. Ni siquiera probé el café por estar navegando en mis pensamientos. Intentaba pensar en todos los escenarios posibles y el cómo remediarlos; que haría en caso de que alguien me descubriera, si encontraba información muy valiosa, etc. Todo eso pareció poco importante cuando llegue al límite del terreno y encontré la entrada de servicio de Gordon, quien me saludó amablemente sin darme oportunidad de idear una excusa convincente del por qué estaba ahí.
–¡Buenos días muchacho! ¿Qué le trae por aquí a estas horas de la mañana?
–Ahh.. Hola… yo… venía a charlar con una de las secretarias sobre mi documentación. Creo que hay un error en mis papeles y me mandaron llamar.
–¡Bueno, no se diga más! Adelante.
En definitiva, los Diplomáticos son muy confiados e inocentes. Antes de pasar, le entregué mi café a Gordon, quien me lo agradeció con una seña.
Respiré aliviado. Por fortuna la improvisación era algo que dominaba a buen nivel, lo suficiente como para sacarme de un apuro. Me dirigí hacia mi objetivo. Esta vez noté un poco más de personas en las instalaciones del instituto. Todos parecían apurados. Después de un rato, llegué al solitario acceso al edificio de Gobierno. Tenía mucha desconfianza por el hecho de que no habían puesto ningún guardia en ese acceso. Respiré hondo y pasé la identificación por el torniquete. Como siempre, el trabajo de Joseph fue impecable y pude entrar sin problemas. La parte más difícil estaba hecha.El interior del edificio me sorprendió bastante. Aunque por fuera era distinto al de Londres, por dentro la misma disposición y detalles. La franja de color sobre la parte superior de cada pared estaba ahí, aunque de color verde. Incluso ciertos detalles como la posición de las habitaciones, escaleras o bebederos era idéntica. Aunque había algunas cosas distintas. Por ejemplo, en el edificio Diplomático había muchas más plantas que en el Analista, además de que en ciertos puntos de las paredes había escritos mensajes motivacionales y positivos a mano, del tipo “¡Nunca te rindas por tus sueños!" “¡Recuerda beber mucha agua!". Todo muy cursi y alegre.
En cierto momento me dió curiosidad de investigar y tomé la ruta que en Londres me llevaría hacia el departamento de I&E. Lo que encontré en su lugar fue una estancia casi idéntica, aunque lo que llevaban a cabo dentro no eran avances tecnológicos, si no charlas y reuniones. Por lo que pude escuchar, hablaban de administración, cuidado de la ciudad, inversiones, impuestos, etc. Era muy extraño para mí, ya que en Londres la mayor parte de la facción INTJ se ocupaba de todos esos asuntos. Estuve a punto de entrar, pero me disuadió el leve olor a mariguana que provenía del interior. Seguí avanzando. Encontré el equivalente al despacho de Edward (ocupado por un chico INFJ a juzgar por su barba), la cafetería (la cual era mucho más ruidosa que la nuestra), y lo más curioso: el equivalente a mi habitación estaba marcado por las letras INFP. Me abstuve de entrar y seguí recorriendo el edificio. Durante todo el camino nadie se fijó en mí. Después de un rato sin señal alguna de actividad sospechosa, entré al elevador. Al mirar los botones, descubrí que existía un nivel aparte, el cual solo se podía seleccionar con ayuda de una identificación. Supuse que sería el estacionamiento, pero como no tenía otro lugar el cual investigar, deslicé la identificación de Annie y el ascensor se puso en marcha, llevándome más abajo de la planta baja. Fruncí el ceño. A pesar de que el edificio era prácticamente igual al Analista, nosotros no teníamos un nivel subterráneo. Antes de llegar al nivel, brinqué y abrí la compuerta superior del elevador para escabullirme. No conocía nada de lo que pudiera haber en ese nivel y si estaba vigilado seguramente me descubrirían. Al estar encima del ascensor, descubrí un pasaje de ventilación, por el cual me colé justo antes de que las puertas se abrieran. Una vez dentro, avancé con mucho cuidado para no hacer ruido. Por algunas rendijas divisé una sala de juntas, un comedor e incluso una sala con consolas de videojuegos, todo en color verde. Estaba por desistir cuando llegué a la última rendija. Justo debajo, había una habitación sin nada más que una mesita de madera y una silla. Sentado y atado se encontraba… el Representante Menor ENTJ. Su nombre llegó a mi memoria de golpe: Troy.
Se encontraba en mal estado. Le habían quitado la camisa y había sido torturado. Tenía marcas en todo el pecho, los brazos, el cuello y el rostro. Troy estaba mirando hacia abajo y no hacía movimiento alguno. Comencé a rascar el ducto de ventilación muy suavemente intentando llamar su atención. A pesar del estado en el que se encontraba, todavía recordaba su entrenamiento, y alzó la cabeza con gran lentitud, ya que con seguridad estaba siendo monitoreado por alguna cámara que yo no alcanzaba a ver. Troy me miró a través de la rendija. Tenía que darle un mensaje para que supiera que pronto le ayudaría.
–Vendré por ti mañana. –dije susurrando. Las cámaras no tenían tanta sensibilidad sónica y en el caso de que mi voz se hubiese registrado, con un poco de suerte lo atribuirían a un insecto o alguna interferencia.
Troy asintió muy levemente y camufló su respuesta con un bostezo. Saqué de mi bolsillo uno de los objetos de Joseph, el estuche de las cámaras espía. Era un pequeño cubo con un lente de cámara por cada lado menos en la parte de abajo. I&E había conseguido varios logros en el ámbito de la microtecnología, pero este era el más útil, y con gran diferencia. Aquel cubo tenía la capacidad de transmitir a la base de datos Analista todo lo que grabara por 24 horas. Solo debía sacar la cámara del estuche y en automático comenzaría a grabar. Coloqué uno de los lentes de la cámara entre la rendija de ventilación, enfocando a Troy, y tras mostrarle un pulgar arriba, regresé por donde había entrado.
Al llegar al hueco del ascensor, me topé con un problema: El ascensor ya no estaba ahí, si no en la planta baja. Dado que el nivel subterráneo parecía importante, no creía que mucha gente bajara ahí a menudo. Además, había visto que los Diplomáticos usan mucho las escaleras. Esperar a que el ascensor volviera estaba descartado. Entonces se me ocurrió una idea brillante y peligrosa al mismo tiempo. Me colgué de los cables del ascensor y me deslicé hasta llegar a la altura de la puerta. Una vez ahí, abrí el panel del cableado de los controles, y una vez cruzados algunos cables, llamé al ascensor desde afuera. Entonces comenzó la parte peliaguda. Me sujeté a la cadena del ascensor y cuando este comenzó a bajar, yo subí. Volví a treparme al ascensor sin perder ninguna extremidad, y después de que cerrara las puertas, me colé por arriba. Limpié el polvo de mi traje y lo alisé, sintiéndome satisfecho por mi descubrimiento.
Abandoné el edificio Diplomático, triunfal.Al llegar a casa, escribí el reporte con lo que había visto, pero antes de enviárselo a Nala, titubeé. Según las palabras de la jefa, el primer desaparecido tenía más de dos semanas sin ser visto. No sabía cuánto tiempo llevaba Troy en ese lugar, pero no resistiría mucho tiempo si los Diplomáticos seguían con el mismo trato que le habían dado hasta entonces. Lo decidí. Yo solo rescataría a Troy. No había nadie más que pudiera hacerlo, y una misión oficial tomaría demasiado tiempo. Escribí mi decisión en la última parte del reporte y lo envié. Me coloqué en medio de la habitación y me estiré un poco, sintiéndome frente a un verdadero reto después de mucho tiempo. Mientras pensaba en lo que haría al día siguiente para rescatar a Troy, una voz familiar resonó desde la puerta a mis espaldas.
–¡Pero qué guapo te ves! ¿Y ese milagro que compraste ropa? ¡No me digas que vas a invitarme a una cita!
Era Millie.
En esta ni siquiera la improvisación pudo salvarme.
– Ahh…¡Si! –dije sin mucho convencimiento. –Se me ocurrió que podía invitarte a cenar en agradecimiento por… todo lo que has hecho desde que llegué.
Millie soltó un pequeño grito de emoción antes de abrazarme.
–¡Owww que lindo! Aceptaré tu cita sólo porque no se me ocurría nada que hacer en la noche.
Hice una mueca. Aún quedaba un último paso antes de la etapa final.
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Espionaje Tipológico (MBTI)
FanfictionEn un mundo parecido al nuestro, las tipologías han comenzado a gobernar el mundo. Sin embargo, no es un mundo en paz. Cosas turbulentas ocurren bajo la superficie, y es misión (obligada) de INTP descubrir qué es lo que pasa