un prefecto con poco tiempo - wolftsar

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Remus Lupin era prefecto.

Tenía sus noches ocupadas haciendo guardia y en las mañanas era acorralado por primeros y segundos años para aclarar dudas. Eso lo dejaba con las tardes libres, las que utilizaba para estar con sus amigos y su novio.

El problema comenzó cuando llegó la época de exámenes se y todas sus responsabilidades se juntaban para dejarlo sin descanso.

Era miércoles por la tarde y se había quedado sin tiempo libre para estar con sus amigos. Los exámenes estaban cerca y, cuando no tenía labores de prefecto o dudas que aclarar, se iba a la biblioteca a estudiar.

La biblioteca normalmente era un lindo lugar para estar, no había mucha gente y le entraba por las ventanas luz del día, que la hacía ver muy pacífica.
Pero en esta época del año era todo lo contrario, alumnos de acá para allá preocupados por sus tareas y exámenes, gritos, charlas; la bilclioteca se volvía de todo menos pacífica, parecia un aula más.

Llegada la tarde noche, cerca del horario de la cena, Remus se canso de tanto ruido y se dirigio a su habitación.

Habia pasado casi dos horas en la bilclioteca, así que cuando llego a su habitación lo primero que recibió fueron reclamos.

— ¡Remus, ahí estas! ¿Dónde estuviste? No te vi en todo el día, estaba por ir a reclamarle a Madame Pince la desaparición de mi novio —exclamó Sirius.

— Perdón amor, muchas responsabilidades. Resulta que no solo los cursos más grandes estas preocupados, a los de primer y segundo año también les preocupa los exámenes.

— Lo entiendo, en verdad no, a su edad era todo lo contrario. Pero te estas olvidando de lo más importante, yo, tu hermoso novio.

— Tenes razón, ¿qué puedo hacer para compensartelo? —pregunto Remus acercándose a Sirius con una sonrisa.

— No se, tu ofensa fue muy grave —dijo Sirius mientras Remus le pasaba la mano por la cintura.

— Una ofensa de ese tamaño merece una recompensa igual

Alguien abrió la puerta sin tocar, interrumpiendo a la pareja y provocando el susto de los dos gryffindor que estaban allí.

— Sirius, ¿viste a Remus? —al finalizar esa oración Peter se quedo parado en el marco de la puerta con la mano en la manija, estático —¿Interrumpo algo?

— Si, interrumpis algo, y si, vi a Remus, ¿para que lo querías?

— No nada, puede esperar, nos vemos en la cena —con eso último Peter salio  de la habitación, para luego volver a abrir la puerta —¿No podian esperar un poco más? Ahora le debo plata a prongs

— Entendido Peter, la próxima vez que estemos apunto de besarnos lo haremos cuando te sea más conveniente —dijo Remus con sarcasmo —Ahora, ¿te podes ir?

— Si claro, perdón, sigan con lo suyo —ahora si, Peter se había ido.

— Lo que acaba de pasar fue tu culpa por no poner un hechizo —le reprocho Sirius a Remus.

— ¿Mi culpa? Vos me distraes.

— Si, es tu culpa, vos empezaste con todo el coqueteo.

— Supongo que tenes razón, yo empecé, ahora tengo que terminarlo —dijo Remus para empezar a besar a Sirius.

— Amor —recibió un gruñido de respuesta —si queres que esto no termine igual de rápido que antes tenes que poner algún hechizo.

Al escuchar esto último Remus le dio la razón a Sirius y colocó un encantamiento en la puerta. Luego, empujó a Sirius a su cama, a la que le aplico un hechizo silenciador.

— Remus Lupin, prefecto y primero de la clase, empujando a Sirius Black, rompe corazones y rebelde, a su cama, quien se lo hubiera esperado.

— Todo esto es culpa tuya, vos y tu mala influencia.

— Yo no empuje a nadie —antes de que pudiera seguir Remus le mordió el labio inferior.

— ¿Y si dejamos los reproches para después?

— Tus deseos son ordenes prefecto Lupin

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