Parte 2

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A Draco se le hace muy raro que Harry haya traído a alguien a casa sin avisar, y justo ese día. Muy temprano le avisó vía lechuza sus intenciones para la noche.

Se levanta y va hacia el recibidor.

Bajando las escaleras escucha voces, la de Harry, por supuesto, y la de una mujer. Termina de bajar. Y allí se encuentra nada más y nada menos que a Cho Chang, ex compañera de Hogwarts, actual colega y eterna enamorada de Harry. Su esposo. Que va saliendo de la bodega con dos copas de vino. No su vino favorito, pero siempre cuentan con algunas reservas para situaciones especiales. Draco abre los ojos sorprendido.

Ya que aun no ha sido notado, observa como Harry toma asiento junto a Chang y le ofrece la bebida, esta no deja de parpadear como estúpida en un intento de coqueteo. Lo peor, es que no para ahí, con una risita tonta le agradece meneando su cabellera negra, ¿pensará que se ve bien? Draco dijo que lo peor ¿no? Pues, eso no es lo peor. Esto si lo es, su marido devolviéndole la sonrisa degustando el vino.

¿Qué carajos?

Sin soportarlo más se aclara la garganta, ingresa a la habitación.

A Harry se le ilumina la mirada cuando lo ve. Bien, como debe ser. Y le da una gran sonrisa.

- Hola cariño. No creí que estuvieses tan temprano en casa - Harry se levanta a saludarlo con un beso corto y dulce. - ¿Recuerdas a Cho? Tenemos unos asuntos urgentes que resolver de la misión y tengo los detalles en mi despacho.

Cho Chang le ofrece una sonrisa incomoda y por demás bastante falsa.

- Draco, un placer volver a verte. Lamento haber venido sin avisar. Como comprenderás nuestra misión secreta es de suma importancia - dice la susodicha, ronroneando la palabra "secreta".

Draco suprime la mueca que quiere hacer, en cambio, le da su mejor sonrisa. Es un Malfoy, y ninguna bruja cualquiera va a hacerlo de menos.

- Dime Potter, querida - responde sin romper su intachable imagen. Chang hace una mueca - Por supuesto que la recuerdo, Harry. Perteneció a la casa de Hufflepuff ¿no es así?

- Ravenclaw - interrumpe Chang.

Draco asiente una vez. - Eso - dice sin darle mucha importancia. Se vuelve a Harry.

- Te envié una lechuza - le recuerda Draco. Harry abre los ojos.

- Es cierto, Dragón. Lo siento tanto, lo olvidé - Harry se ve de verdad afligido. Pero Draco no se siente particularmente generoso.

- Dame treinta minutos, Draco. Solo firmaré unos acuerdos. El resto lo dejaremos para mañana Cho ¿está bien? - continua Harry.

Cho se levanta, agarra unos papeles que Draco no había notado hasta ese momento, y los separa en pequeños montoncitos. - Esta perfecto Harry, si es lo que prefieres.

- Trato. Manos a la obra - contesta Harry aplaudiendo felizmente.

Draco suspira. No intervendrá en el trabajo de Harry.

- Tómense su tiempo - dice cortésmente - Estaré en mi laboratorio.

Aprovecharía el tiempo, adelantando varios pedidos pendientes.

Harry lo sigue al pasillo.

- Espera Draco. No tardaré mucho, lo prometo.

Draco sonríe, la primera sonrisa sincera de la noche. Con su mano derecha acurruca el rostro de Harry.

- Ve, León, te falta muy poco para completar tu misión super secreta - dice arrastrando las palabras.

- Pero, la cena...

- La correremos para mañana. Y hablaremos de los detalles del viaje.

Por segunda ves desde su llegada Harry se ve muy sorprendido.

- ¿Cómo sabes sobre el viaje? - jadea Harry.

Draco rueda los ojos exasperado. Se recuesta a la pared desenfadadamente.

- Por supuesto que lo sé. Es más, ¿por qué no sabría de él?

- ¿No te molesta? - pregunta Harry extrañamente cauteloso.

- ¿Me molesta? ¿por qué habría de molestarme? ¿de que estas hablando Potter?

- De mi viaje de negocios ¿no es a eso a lo que te refieres?

Draco abandona su posición desenfadada, tiene un mal presentimiento sobre esta conversación. Muy consciente de que tienen visitas (indeseadas para Draco) lanza un muffliato sin palabras.

- No sabía nada sobre eso. ¿Cuándo lo supiste?

- Esta mañana. Por eso olvidé la lechuza; ha sido todo un caos. Debemos a toda costa atrapar a toda esta red de traficantes de Inferis y no estamos más cerca que hace un mes. Pero salieron nuevas posibles pistas en Francia. Se decidió partir de inmediato a una misión de campo encubierta.

- ¿Encubierta? ¿Eligen para ir de incógnito al salvador del Mundo Mágico?

- No me subestimes, Hurón - Harry le roba un beso. - Usaremos poción multijugos. Haremos de una pareja casada de mediana edad, sin hijos y con...

- Espera - interrumpe Draco, ahí está su mal presentimiento. - ¿Quiénes piensan ir?

Harry le da una mirada apenada.

- Solo Cho y yo. No podemos arriesgarnos de ir en un gran grupo.

Draco tiene una sensación de hundimiento que solo va empeorando.

- ¿Cuándo piensan partir?

- En dos días. Hasta la próxima luna llena - murmura Harry.

Draco levanta la vista sorprendido, pensaba que como mucho serían tres o cuatro días. ¡No tres o cuatro semanas! Draco se lleva las manos a su cabello despeinándolo. Un claro gesto de frustración.

- ¿Luna llena? Faltan semanas para que llegue - dice. Harry se remueve incomodo, se toma un momento para responder. Con cuidado como si estuviese tratando con un verdadero dragón comienza:

- Solo son quince días, es un gran caso. Importante y peligroso. No puedo permitir que nadie más vaya, debo ir. Vamos Draco, no es la primera vez que tengo un viaje de negocios. No es... No es la gran cosa - Harry titubea dándose cuenta que cometió un error.

Draco se endereza totalmente tenso.

- No es gran cosa ¿eh? - dice arrastrando las palabras. - Es bueno saberlo. ¿Sabes? a donde debería ir es con tu invitada - le hace un gesto hacia la sala.

Desase el hechizo.

- Espera Draco - Harry lo toma suavemente del brazo.

- No quiero hablar ahora, Potter. Que pasen una excelente velada, la primera de muchas ¿no? - sonríe con ironía.

Draco se suelta bruscamente y se aparece en su laboratorio. No piensa volver a ver a Chang o no responde. La chica eternamente enamorada de su marido se le hará el sueño realidad. No fue muy difícil, ya que al parecer Draco no es una prioridad para Harry.

Ni Draco ni su aniversario.

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