Parte 4

351 28 2
                                    


"Ya amaneció" es el primer pensamiento que tiene Draco al llegarle un rayo de sol al rostro; del gran ventanal de su tienda.

Como si saliera de un embotamiento, Draco hecha un vistazo a toda la habitación, siempre se ha caracterizado por ser ordenado mientras elabora sus pociones. Esa noche fue la excepción. Una excepción enorme.

Durante toda la noche Draco estuvo dejando cual herramienta e ingredientes desperdigados por todos lados.

Viendo todo como si de un sueño se tratase, Draco, se asombra de todo al caos que ha creado. Su mesón largo, blanco y normalmente impoluto está hasta el tope de calderos desechados e ingredientes a medio utilizar. Los frascos rebosantes de pociones recién acabadas están descuidadamente regados por los muebles.

Alarmado se acerca rápidamente y coge la una al azar. La analiza detalladamente. Poción mata lobos. Y así con todas, sin perder tiempo las etiqueta y ordena con precisión.

No recuerda haber realizado ni la mitad de todos esos pedidos.Y aun así, notablemente todas están preparadas correctamente. Eso habla muy bien de la eficiencia de Draco.

Con media sonrisa, orgulloso de sí mismo, Draco mientras termina de organizar siente como se va despejando de a poco, aunque no haya dormido se siente extrañamente fresco. Mucho más que en toda la noche. Es como si por horas hubiese estado despegado de su cuerpo. Si tal cosa tiene sentido.

Draco piensa en su última terapeuta. Ya no la ve tan seguido como hace algunos años. Pero recuerda una frase que le dijo en una de sus sesiones:

- "Es posible que haya situaciones o momentos específicos que puedan actuar como desencadenantes a posibles recaídas, es normal Draco. Es importante que lo comprendas. Por mi parte te ayudaré dándote algunas herramientas, pero tú, debes hacer todo el trabajo duro. Y lo estás haciendo perfecto. Recuérdalo"

Draco abre las ventanas dejando entrar el aire fresco de la mañana, que viene acompañado por un pequeño rocío. Siendo sincero consigo mismo, realmente no cumplió con ninguna de las recomendaciones que le dieron, aun así, esta bien. Lo está haciendo perfecto. Y en ese momento, viendo a una ciudad entera cobrar vida ante sus ojos, Draco tiene el presentimiento que todo estará bien.

Puede trabajar en lo que sea que esté sucediendo. Pero, no será solo. Debe comunicarse con Harry.

Sincerarse, eso es.

Harry... Draco siente una punzada de culpabilidad por salir sin decir nada. Y para colmo, pasar toda la noche fuera.

Con una mueca, convoca una pequeña libreta que guarda para enviar mensajes breves, normalmente para confirmar algún pedido. Y le escribe una pequeña nota a Harry.

Un texto corto, pero sincero.

Harry,

Lamento haber salido de esa manera. Llegué al laboratorio y se me pasó el tiempo.

Se debate bastante si firmarla como usual <con amor> o si solo debía firmar con su nombre. Por último, se decide por algo más discreto.

XO Draco.

Ahora ir a casa.

En la parte delantera de la tienda está su chimenea. A la derecha en una pequeña consola, por demás elegante, donde se encuentran los polvos flu dividas cómodamente en tomas de un solo uso, diseñados para la comodidad de los clientes que prefieren esa vía, y no puede negar que también por su paz mental, así se evita el ver como con cada nuevo cliente, su tienda se ensuciaba cada vez más hasta quedar toda espolvoreado.

AniversarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora