Parte 3

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Definitivamente Draco solo está fingiendo estar concentrado en la preparación de la poción. Incluso, lo mejor sería que se detuviera, en este punto ni siquiera tiene muy claro que está troceando y mucho menos cual es la manera correcta de hacerlo.

Si lo vierte en el caldero que tiene a llama baja en su lado derecho sería toda una irresponsabilidad de su parte. Draco lo sabe, pero está segado, molesto y dolido.

Draco agarra el cuchillo más fuerte, ahora en toda regla, está golpeando a los ingredientes en el tablero.

- Uhg - bufa. Tiene ganas de... de... Uhg, se vuelve a quejar.

Draco suspira con frustración. Las piezas, hechas trizas, son totalmente inservibles. Con un movimiento fluido de varita desaparece todo. El caldero, ahora limpio, lo guarda en su lugar. Vuelve a suspirar, se recuesta en la pared. Debe aceptar que no adelantará nada de la poción alisadora.

Se deja caer en uno de los sillones que están posicionados en las esquinas. Siente que le pesa el cuerpo. En su mente, no ha dejado de repetir una y otra vez toda la discusión. Reproduciéndola sin parar, hasta que solo queda el cansancio, y el dolor.

Todavía recuerda el día de hace unos meses atrás, en el que se jubiló el ayudante de Harry; un hombre bastante agradable. En su lugar llegó una joven promesa de la investigación, Cho Chang. Una joven internacional, pues, apenas graduada, volvió a su país de origen junto a su familia.

Y ahora la nueva ayudante estrella de Harry, y por si fuera poco aspirante a ocupar la vacante que dejará Harry en el momento que lo asciendan a Jefe de Aurores. Así que es tanto su jefe, como su mentor. Draco está bien con ese hecho, de verdad que sí, o, por lo menos, lo estaba.

De todas las conversaciones que ha tenido con Harry desde que comenzó su "misión ultrasecreta" ha podido deducir que Chang está igual de enamorada que en sus años de estudiante. Acontecimiento que no molestaba a Draco, ya que, ni Harry ni él tienen control alguno sobre eso. Hasta hace unas semanas atrás.

Al principio no le molestaban las ausencias de Harry, - repite Draco por tercera vez - como no poder ir a algunas reuniones o no llegar a dormir; escudándose en "tener mucho trabajo". A la última recaudación de fondos a la que asistió Harry, en todas sus fotos lucía una túnica azul noche hecha a la medida. Elegida por el propio Draco, en su opinión Harry sigue sin tener buen ojo para la moda. Este con orgullo y soltura se ganaba a cada una de las cámara que se le acercaba, posando junto a su nueva compañera. Sonriente y felices.

Hasta este instante Draco no había sobrepensado ninguno de esos momentos. Ahora, no puede evitar preguntarse si todos han sido señales de alarma que ha pasado por alto. Sin atreverse a ver la verdad.

Y lo odia.

Odia volver a sentirse como el adolescente, sobreviviente a una guerra, inseguro y con miedo que cursó su último año creyendo no merecer a alguien como Harry a su lado.

Odia sentirse insuficiente.

Odia desconfiar de Harry. De su relación.

¿Está exagerando toda la situación? Al fin y al cabo, es solo un viaje. Podrían... posponer un poco su aniversario. Y Harry puede concentrarse en resolver el caso.

Cuando vuelvan pueden retomar sus planes, y, sino... es solo un viaje.

¿A quien quiere engañar? No es solo un viaje.

Draco tiene ganas de llorar. Su aniversario es muy importante para los dos. Simboliza la promesa que se hicieron semanas antes de llegar al altar. Su boda fue el sello de todas esas promesas. Es una fecha sagrada. Perfecta para dedicar tiempo a su relación. Sus largos viajes muestran su compromiso para con el otro.

Hace dos años, en su aniversario número tres, vivieron una situación similar; cuando promovieron a Harry al cargo de Auror residente. Su trabajo le exige mucho y aun así se mantuvo firme hasta el último segundo solicitando días libres. Siempre explicando que tenía un evento importante en su vida.

Y no es solo Harry, Draco cuando recién aperturaba su negocio no contaba con buena fama, ni clientes; después de todo, a pesar de estar casado con el niño que vivió, sigue siendo un exmortifago con una tienda de pociones. Por todos lados se corría el rumor de magia oscura. Gracias a Melín, poco a poco, Draco fue ganándose la confianza de las personas, que, aunque reticentes, no podían negar la excelente calidad de sus productos. Draco contaba con el temor de irse por tanto tiempo, y cuando volviera haber perdido los pocos clientes que ganó con tanto esfuerzo.

Con todo, ambos asumieron el riesgo. Por su matrimonio. Y el tiempo anual, dedicado exclusivamente a ellos mismos.

¿Qué cambió esta vez?

¿Harry le está siendo infiel?

Todo en Draco se revela ante esa idea. Con el estomago revuelto se levanta y comienza a dar vueltas por toda la habitación.

Harry, su Harry es incapaz de serle infiel. Incluso en ese momento Draco lo sabe bien.

Pero, ¿y si quiere serlo? ¿se habrá hartado de él? ¿De sus maneras tan estrictas de ser? ¿De las discusiones sin sentido que tienen de vez en cuando?

- ¡Basta! - grita Draco a la habitación vacía.

Ciertamente entiende que se está ahogando en un vaso de agua. Debe hablar con Harry. Solo que no en ese momento. No está preparado.

Sin ocurrírsele muchas otras opciones, se aparece en su laboratorio de la tienda. Allí se concentraría. A no ser, que quiera destruirlo todo por una mezcla erronea.

Debía distraerse.

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