pulsera en MDQ

430 41 28
                                    






Alejo se encontraba arrojando ropa a su valija, la cual estaba abierta sobre su cama.

La noche anterior, mientras comían un asado en la casa de Facundo, su mejor amigo, decidieron que pasarían una semana en la costa Argentina, específicamente, en Mar Del Plata.

Si bien no era temporada, ya que estaban en Octubre, llegaron a la conclusión de que "necesitaban una escapada para poder continuar con sus vidas".

— Ale, llegó Facu!— el grito de su madre llegó desde la planta baja.

— Decile que suba, ma. Estoy terminando de guardar las cosas—  respondió mientras se dirigía al baño continuo a su habitación.

Una vez allí, buscó su cepillo, pasta dental, un peine, y demás cosas. luego de guardarlas en un neceser negro, volvió a su cuatro.

Facu estaba parado frente a su cama, acomodando la ropa que dejó toda desordenada en su valija.

— Hola gordito— saludó desconectando su cargador — ¿Qué haces tocando mis cosas, gil?

— Si tenés todo un quilombo, Alejo. Vamos a llegar y te vas a poner a llorar porque está toda tu ropa arrugada— lo retó Facundo mientras terminaba de doblar la última remera.

Cuando Alejo tuvo todo listo, bajó la supervisión de Facundo, fueron abajo para despedirse.

— Chau, mami, ya nos vamos.

— Chau, mi vida. Vayan con cuidado, por favor— dijo dejando un beso en la frente de los menores.

— Si, ma. Te aviso cuando lleg– no pudo terminar de hablar cuando sintió unos pequeños bracitos rodear sus piernas fuertemente.

— No te vayas, Ale. Te voy a extrañar mucho mucho— pronunció Bruna mientras dejaba pequeños sollozos escapar.

Alejo la alzó, sosteniéndola de sus muslos. Dejó que esconda su cara en su cuello mientras él dejaba mimos en su pelo.

— Pero me voy unos días nomás, Bruni. Te voy a traer algún regalo, ¿querés?— Sonrió cuando sintió a la niña asentir.

La dejó de nuevo en el piso, agachándose para quedar a su altura y poder darle besitos por toda su cara. La pequeña lo alejó entre risitas, empujándolo con sus manos.

Alejo podía jurar que pocas cosas lo hacían sentir tan lleno como su hermana.

— Bueno, ahora sí, nos vamos. Todavía hay que buscarlos a Agus y a Fede — dijo Alejo agarrando sus cosas para dirigirse a la puerta.








Una vez en el auto, ya habiendo buscado a los dos chicos que faltaban, emprendieron viaje.

Facundo se encontraba manejando, mientras Alejo iba en el asiento de copiloto cebando mates. En la parte de atrás, Agustín iba con la cabeza apoyada en la ventana, durmiendo con la boca abierta. Federico, ya aburrido, jugaba a embocar papelitos dentro de la boca de Giay.

Uno de esos papeles llegó a la garganta de Agustín, haciendo que se despierte y empiece a toser. Redondo rápidamente se hizo el dormido.

— Dale, pajero. ¿Te pensas que no me di cuenta que sos vos?— Giay golpeó la nuca de Fede.

— Bueno, callense ya. Son peor que chicos ustedes dos— dijo Facundo mientras recibía el mate que Véliz le había cebado.

— Uhh, que gorra que sos Facundo— murmuró Federico mientras se acomodaba con sus piernas sobre las de Agustín para poder dormir un rato.

a la vez - alejo centerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora