pasados por agua

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— Mati, amor ¿ya tenes todo listo?— Alejo posó una mano en la cintura de su novio, dándole un pequeño beso en la sien. 

— Sí, gordo, hay que guardar los sanguchitos nomás— se derritió un poco en el toque del menor, amaba el calorcito que desprendía su novio, en cambio él estaba siempre frío.

— Bueno, guardemos y vamos yendo entonces, Facu me dijo que salía de cursar y nos encontraba allá— se dirigió a la cocina del departamento, abriendo la heladera y sacando el paquete de papel madera que envolvía sus tan amados sanguchitos de miga. 

— ¡Ay si! lo extraño mucho— el pucherito que se formó en sus labios provocó mucha ternura en Véliz, quien se acercó a él y depositó un pequeño beso sobre ellos. 

— Yo también lo extraño, pero tenía que rendir para que podamos hacer la salida de hoy.

Tomando la mochila que habían preparado con algunas cosas que pudiesen llegar a necesitar, como un mantel, vasos, algunos cubiertos, buzos en caso de que refrescase, y demás, salieron del departamento, dirigiéndose hacia el ascensor. 

Habían decidió hacer una especie de picnic ya que los 3 terminaban de rendir los parciales y finales del primer semestre del año. Iban a pasar una tarde en el río, comiendo, escuchando música y relajándose, pero eso quedaba en segundo plano cuando pensaban en que iban a verse tranquilos, después de semanas de estar entre libros y apuntes, con apenas tiempo para dormir y comer como para poder verse como a ellos les gustaba. 

Una vez estuvieron acomodados en el auto, arrancaron hacia el río, el cual quedaba a unos 20 minutos. Mientras Alejo conducía, Matías era el encargado de la música, por lo que Taylor Swift fue quien musicalizó el viaje. 

— Mirá, no hay mucha gente, vamos a poder estar tranquilos— dijo Soulé, mirando por la ventana mientras Véliz estacionaba el auto.

— Vamos a ver si conseguimos alguna sombrita, sino nos vamos a cagar de calor— apagó el motor y salieron del auto. Agarrando las cosas que habían llevado, se dirigieron hacia el gran espacio verde, de la mano. 

Encontraron espacio libre al lado de un gran árbol y bastante cerca del inicio del agua, por lo que dejaron sus cosas allí, sacando el mantel para poder recostarse sobre este. Matías se puso boca arriba, con uno de los buzos de almohada, mientras que el menor vio como una mejor opción usar el abdomen de Soulé para apoyar su cabeza. El mayor sonrió viendo las acciones de Véliz, y empezó a pasar una de sus manos por su pelo, peinándolo. 

— ¿Sabías que sos muy hermoso?— soltó de repente. realmente le gustaba el menor, lo quería mucho, estaba tan enamorado.

— Dale, me pone re nervioso que me digas esas cosas, amor— ocultó su rostro, apretando su cara contra el estómago de Matías. 

— Pero de verdad te digo. Te amo mucho, bonito mío— soltó una risita ante el sonrojo de Alejo.

— También te amo, mucho mucho— se apoyó en uno de sus brazos para poder subir su cuerpo y darle un tierno beso al mayor.— Sos tan, tan lindo— los besitos llovieron en la cara de Matías.

— Ah bueno, uno ya no puede ni agarrar la pala tranquilo sin que le hagan el novio— dijo una tercera voz. 

Los mayores levantaron sus cabezas para ver a Facundo parado allí, aún tenía la mochila colgada al hombro. Matías fue el primero en reaccionar, empujando al chico sobre él para pararse rápidamente. De verdad había extrañado mucho a Facu. 

— Hola, gordito ¿Cómo te fue?— se lanzó a los brazos del menor, sabía que el otro lo iba a agarrar. Jamás lo dejaría caer. 

— Hola, Titi— pegó el cuerpo del menor al suyo, extrañaba sus abrazos.— Me fue bien hoy, igual estoy nervioso, pero ya no importa porque estoy con ustedes— aún sin soltar al mayor, miró a Ale, quien ya se había parado para acercarse a sus novios. 

a la vez - alejo centerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora