• Capítulo 6 •

152 11 0
                                    

Anya

¡¿Otra vez?!

Este chico es demasiado persistente.
De verdad que siente algo por mí o simplemente quiere jugar conmigo.

No sé qué hacer... Lo disfruté mucho la última vez... Quiero probarlo una sola vez más. Sólo una. Sólo una...

Cuando noto que empieza a inclinarse sobre mí, me abalanzo sobre él.



Damian

Cuando estoy a punto de besarla, se tira sobre mí, juntando nuestros labios.

Al principio, no sé qué hacer, pero luego me decido y le correspondo el beso. Me encanta saborearla.

Durante unos minutos, no decimos nada, nos liamos en ese banco que a ella tanto le gusta.

Cuando ya nos falta el aire, la miro a los ojos, aunque haya completa oscuridad.

— Pensaba que ya no me querías ver. — digo, esperando su respuesta. Quiero escuchar su dulce voz.

— Yo... No sé qué decir.

Y eso es lo único que dijo, porque vuelvo a juntar nuestros labios hasta que ya no pudimos más.

— Es que... Era mi primer beso. No sabía cómo reaccionar. Y sobretodo, porque tú me lo robaste. TÚ, Desmond. El que tanto odio.

— Wow, eso duele. No hace falta que digas cada vez que me odias.

— Pues no lo siento.

— Me da igual lo que sientas o no. Si quieres hacemos un acuerdo.

— ¿Qué acuerdo quieres hacer conmigo?

— Como necesito una novia para mí reputación... Pensaba en que podríamos fingir ser novios.

— ¿Y por qué iba a hacer yo tal cosa?

— Porque así todas las chicas que van detrás mía me dejan en paz.

— ¿Y a mí en qué me beneficia?

— Que serás más popular y tendrás mejor reputación.

Después de unos cuantos segundos, me responde.

— No suena mal la propuesta... Pero quiero poner condiciones.

— Dime, preciosa.

— En el momento que uno sienta algo por el otro o consiga pareja, lo dejamos.

— ¿Alguna condición más?

—  Sí, que sólo actuemos en público. No hace falta pretender ser novios si no hay nadie delante. Ah, y nada de bes...

La cojo desprevenida. No sé cuánto tiempo más nos quedamos allí.














Me despierto. Es de día, aunque todavía no ha salido el sol. Repentinamente, siento un dolor fuerte en la espalda. ¿Por qué me duele tanto?

Miro a mi alrededor y me doy cuenta. Ayer estuvo genial, aunque tampoco hicimos nada especial.

La miro, apoyada en mi hombro. Esta vez sí que estaba profundamente dormida.

Miro la hora. Son las seis de la mañana. Bien, todavía tendríamos tiempo para prepararnos para el insti. La cojo en mis brazos y me la llevo a mi dormitorio. La tumbo sobre la cama mientras me cambio.

— ¿Qué...?

Se incorpora y me mira. Se da la vuelta y se cubre con las sábanas. Entonces me doy cuenta de que no llevaba la camiseta puesta. No es porque esté en mala forma ni nada. De echo, es todo lo contrario.

Está avergonzada. Bien. Iba a aprovechar esta oportunidad. 

Sigilosamente, me acerco a ella y le quito la sábana con la que se cubría. Me abalanzo sobre ella dejándola inmovilizada.

— ¿Tan poco te gusto como para que te cubras con algo la cara?
— N-no... ¡Déjame en paz! — Dice, mientras se gira hacia un lado. La cojo de los dos carrillos y acerco mi cara a la suya.

Le planto un beso en la boca, lo cual la deja callada. Sigo sin entender cómo una chica que me cae tan mal me puede atraer tanto.


                                             ...
     


Por fin ya era después de clases. No podía aguantarlo más. Es verdad que Henderson me cae muy bien, pero sus charlas me aburren demasiado. No solo las suyas, sino también las de el resto de profesores del colegiado.

Ya es por la tarde, y no tengo nada que hacer. Nada más salir al jardín, se me acerca una chica.

— ¡Hola! Mi nombre es Laura y voy a tu curso, solo que a otra clase. Me preguntaba si me podrías acompañar a la biblioteca rápidamente.

No he visto esta chica en mi vida.

— ¿Por qué tengo que ser yo el que te acompaña? Si es para declararte te tengo que decir que no, ya tengo novia.

— Oh, no es por eso, no te preocupes. Además, yo también tengo novio. ¿Me acompañas entonces?

Todavía no me ha contestado a mi pregunta, pero decido dejarlo estar.
Asiento con la cabeza para afirmarle que la acompaño.

En el camino de ida, no para de contarme su vida. Tampoco es que me interese. Por eso, voy pensando en mis cosas hasta que al fin llegamos.

— Bueno, ya te he acompañado. Me voy. — Intento darme la vuelta, pero la chica me agarra de la mano, impidiéndolo.

— ¡No, por favor! Vente conmigo, porfa.

Pongo mis ojos en blanco y la sigo. ¿Quién es esta chica y por qué es tan pesada?
En cuanto pueda me piro de aquí.

Entonces, empezamos a buscar unos libros que le hacían falta. Al mirar por un hueco de una gran estantería, mi mirada se fija en una persona. ¿Qué hace ella aquí?

Al salir de la biblioteca, me giro una última vez para ver si sigue sentada a una mesa cerca de una ventana. Ahí está, leyendo un libro tan ricamente.

Laura y yo empezamos a hablar sobre los libros que se había sacado, y más tarde empezamos a hablar sobre libros en general. Al final acabamos hablando de otros temas.

Resulta ser que Laura es una persona muy culta.

—... Nunca he conocido a mi madre, y mi padre siempre está trabajando. Es como si no estuviera. Solo tengo un hermano... Es un año más mayor que nosotros.

Todas las chicas se tiran a su cuello y nuestro buzón de casa siempre está lleno por cartas de amor. Aunque siempre está encerrado en su cuarto estudiando, entonces también es como si no estuviera... lo cual me deja sola. Tampoco...


A esa última parte sí que le hice caso. Me está empezando a caer bien Laura.

   

                                            ...



— ¡Nos vemos mañana! — Fue lo que gritó antes de entrar en su dormitorio.

Ahora, estoy solo otra vez. En mi dormitorio, tumbado sobre mi cama. Al final nos quedamos toda la tarde hablando, incluso cenamos juntos y hablamos después.

Ella también se queda a dormir aquí, por eso fue posible.

A mí parecer, tenemos mucho en común. Una familia ausente, inteligencia y cultura, y bastante más. Es muy maja, y es buena persona. Sobretodo, humilde.

Anya

No sé por qué, pero algo me dice que en dentro de un tiempo algo malo va a pasar...

Por suerte, Becky informó a Anya que ya volvería a clases.

Me he sentido bastante sola estos días. Sin padre ni madre ni Bond ni Becky, parece que el mundo no tiene sentido sin ellos.



Un Amor Imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora