• Capítulo 1 •

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A sus dieciséis años era sin duda el chico más popular de toda la escuela Edén. Tenía bajo su control a prácticamente todo el alumnado y, cierta influencia sobre algunos profesores. Esto se debía al alto estatus social de su familia y su dinero, al igual que a su aspecto físico y posición inalcanzable.

Tanto chicas como chicos deseaban pasar aunque sólo fuera un momento con él, cosa que apenas solía pasar; debía mostrarse generoso pero marcar un límite.

Estar a su lado era todo cuanto todos deseaban, sin excepciones.

Al menos, eso era lo que pensaba él.

Su nombre era Damian Desmond.



                                        




Damian

Era sábado, por lo tanto no había clases.

Me encontraba en mi dormitorio de la escuela de Edén, sentado al escritorio. Miraba por la ventana, y veía un grupo de chicas mirando hacia mí.

Nunca me cansaría de toda esa atención que me dan. Me encanta que vayan detrás mía. Muchas alumnas se quedan a vivir aquí porque yo vivo aquí, y no se quieren alejar mucho de mí.

En verdad odio a las chicas. Son tontas y frágiles, además de falsas e inútiles.

De repente, escucho como alguien entra en mi dormitorio.

— Señor, estábamos en la cafetería cuando de repente escuchamos dos chicas hablar de tí — Informaron mis compañeros Ewen y Emile.

— ¿Y? No es nada fuera de lo normal.

— Ya, pero... — Ewen mira a Emile.

— ¿Pero?

— Pero no hablaban muy bien de tí, señor.

— ¿Cómo? ¿Quiénes eran?

— Una era Becky Blackbell...

— Eso no es de extrañar — interrumpí. — ¿Y la otra?

— La otra... Se llama Anya Forger, señor. Es una plebeya, una chica de clase baja. Pero... Ella parecía odiarle, señor. — dijo Emile, con cara asustada, no sabiendo qué diría su "maestro".

— Interesante... — dije, sonriendo — Quiero saber más sobre la Anya esa. Buscad información y traedmela en cuanto la tengáis.

— Sí, señor. — dijeron los dos, y acto seguido salieron corriendo por la puerta del dormitorio para cumplir las órdenes de su señor.

Sonreí. Esto se pondría interesante.


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Anya

— ¡Vamos de compras, Anya!

— ¿A dónde?

— A mi centro comercial privado, obviamente. Es fin de semana, hay que comprar outfits nuevos.

— Bueno, vale. Voy a preguntar a madre y padre si me dejan. ¿Vienes?

— ¡Sí, claro!

Becky y yo habíamos quedado hoy en mi piso para pasar el rato. Como madre y padre se habían ido de luna de miel, estaba sola en casa, y por eso invité a Becky. Sí, madre y padre por fin se habían casado de verdad.

La esperé fuera en la calle, y la acompañé a mi piso.

Llamé por teléfono a mis padres y hablamos las dos para convencer a mis padres de que me dejaron salir. Los dos estuvieron de acuerdo, por lo cual nos pusimos en marcha.

Un Amor Imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora